CONSTRUYENDO DESDE ABAJO |
La unión que busca torcer el destino (AW) Trabajan a todo pulmón desde hace siete años dando comida a 70 familias, de las cuales muchas tienen chicos con casos de desnutrición, en Villa Hudson un barrio de Florencio Varela y necesitan con urgencia la ayuda del Municipio de Julio Pereyra, ya que se solventan por la solidaridad de la comunidad. Entre tanta carencia material, ponen el cuerpo para redoblar la apuesta por la inclusión social de todas y todos. Por Amalia Colombo "En la zona hay muchísima desnutrición, tenemos chicos de 14 años para abajo y para arriba que la padecen. Nuestra tarea es bastante complicada", dice Sandra quien lleva adelante el comedor junto con otras compañeras. Lo que buscan es "una apertura de dialogo con la Municipalidad para llegar a hablar con alguien responsable para que sepan lo que pasa con la población de Villa Hudson", indica Sandra. La tosquera está muy cerca, y trae innumerables perjuicios para la comunidad, que vive en condiciones de total precariedad: casillas, calles de tierra, no tienen gas (el propio comedor quema leña para poder cocinar). La solidaridad de comercios y organizaciones está, pero en muchas ocasiones, las propias realidades vecinales, limitan al comedor a la hora de por ejemplo incorporar carne a las comidas y deben sustituir. Lo que no falta son zapallos de tamaño de concurso, que comenzaron a crecer de la nada misma, asegura Alicia, compañera de Sandra. Lo que también hay de sobra es voluntad de trabajo comunitario. En gran parte de las veces las puertas para insertarse en el mercado laboral formal se le cierran a la gente del barrio. "La mayoría vive de changas, con toda la inestabilidad que esto trae o cartonean (niños incluidos), entonces siempre me están preguntando ¿Cuándo vamos a armar una cooperativa?", explica Sandra quien asimismo dice que les serviría una textil, de armado de calzado, o de lo que sea, porque la gente necesita. Mientras luchan por alcanzar esa oportunidad, Sandra alega que no paran de darles ánimos a los vecinos para que no se rindan, y sigan intentando encontrar un trabajo. Entre tanto Sandra habla, el guiso ya está listo. Comienzan a llegar las primeras mujeres con recipientes plásticos o platos que llevan a sus casas. Se abraza y besa con quien aparece. Su vocación de servicio le pone un brillo especial en los ojos, en la cara que, esta certificado, ninguna cirugía estética logra. La receta: militancia netamente social, por la igualdad desde los 13 años (Sandra cuenta sus primeros 50) hasta "el día que me muera", dice. La labor incansable que realiza Sandra junto con sus compañeras es integral y de base en el territorio barrial, entre los diversos temas que se abordan esta el del control de la natalidad: "Se maneja conjuntamente con la sala y la Doctora a cargo, Ana Bo, da charlas a las mujeres. A veces funcionan y a veces no, porque no nos olvidemos que vivimos en una sociedad machista, que también queremos cambiar". Comenta igualmente que por manzana se hay unas 50 niñas y niños. Además, sobre las visitas diarias que realizan a las diferentes casas de vecinos/as, Sandra expresa: "La gente acá cuando una les va con honestidad es muy generosa, te invitan a pasar, porque saben que para lo que necesiten estamos, con lluvia, frio, calor o barro hasta las rodillas. Te encontrás con muchas cosas, a veces con abuelos que están enfermos y que no se animan a ir al médico, entonces tenés que hablarles, decirles lo importante que es, sacarles turnos, etc. O que tienen que ir a hacer algún trámite y no se animan porque no saben leer". En ocasiones, continua Sandra, hay situaciones más densas que otras, pero nada que las palabras no solucionen: "Por ejemplo cuando hay casos de violencia domestica, nosotras intervenimos aunque a veces la propia víctima intenta pegarnos porque creen que no es asunto nuestro". O a veces hay momentos de peleas entre vecinos, y la llaman para mediar "exponemos lo que le pasa a cada persona, se discute y terminan trabajando codo a codo, como tiene que ser". "Depende de nosotros torcer el rumbo, porque hay mucho para hacer. Solo en Varela tenes para pasarte días y noches trabajando a nivel social. Tenes que acercarte y vas a ver que la dureza que se vive en estos barrios es real, y se avanza caminando todos los días el territorio, y no solo escuchando discursos o charlas mientras agitas las banderas de quien fuere", manifiesta Sandra. Lo que el temporal dejó El temporal del pasado 4 de abril fue devastador para Villa Hudson, así como en otros puntos del gran Buenos Aires: techos volados, casas que quedaron con tres paredes, falta de luz durante 5 días (el agua volvió al tercero, justo cuando la Municipalidad de Varela estaba por llevar asistencia en este sentido). "Trajeron algunos tirantes, algunas chapas, pero la verdad es que no alcanzo", recuerda Sandra. La Red no te deja caer La Red, es un espacio donde se reúnen todos los martes, para exponer las situaciones de la comunidad, asociaciones civiles, como es el caso de este comedor, entidades de bien público, maestros de escuela y la sala de primeros auxilios. "La integración de los vecinos es muy buena, entre todos nos ayudamos", manifiesta Sandra. "Hacemos de psicólogas, de asistentes sociales, contenemos, todo lo que podemos hacer lo hacemos", afirman. Se tratan todos los temas, incluido el de la necesidad de que la Sala cuente con un medico clínico las 24 hs, o un pediatra, para sentirse más tranquilos. Un remis hasta el hospital de Varela sale $40, y después de las 23 hs es su única alternativa si alguien se enferma, porque los colectivos dejan de pasar a esa hora. Solicitan a quien pueda dar una mano, alimentos, ropa, calzado (formaron un ropero comunitario). La dirección es Pino Hachado entre 966 y 968, Florencio Varela. |
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