domingo, 17 de febrero de 2013

La Iglesia viene advirtiendo acerca de un creciente clima de división en la sociedad entre concepciones ideológicas opuestas.


Tensión en la Iglesia entre sectores anti y pro kirchneristas

POR SERGIO RUBIN

Los grupos más cercanos al Gobierno critican acciones y documentos del Episcopado.
Rito. El arzobispo Jorge Bergoglio, el Miércoles de Ceniza. Es de los señalados por los críticos./ AFP
En su último documento, de fines del año pasado, habló del riesgo de que se creen “dos bandos irreconciliables” y, si bien no señaló responsables, el estilo de confrontación del kirchnerismo pareció ser el principal señalado. Lo curioso es que ese ambiente de fractura está afectando en alguna medida a la propia institución eclesiástica.
Es que, al compás de las elípticas críticas del Episcopado al Gobierno, fundamentalmente por azuzar las diferencias –pero no sólo por ello–, fueron cobrando cierta presencia en los últimos tiempos grupos de católicos que cuestionan las posiciones de los obispos. Se trata de sectores que podrían denominarse progresistas, aunque generalmente de una indudable simpatía por el kirchnerismo, al punto que destacan los “aspectos positivos” de su gestión.
El ejemplo más sobresaliente lo constituyen las severas reacciones de esos sectores ante el último documento del Episcopado. Por caso, el grupo “Curas en la Opción por los Pobres” afirmó: “Lo menos que podemos decir es que nosotros, que estamos en los barrios, entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta de la que presenta el documento episcopal”.
Después se produjeron otros dos cuestionamientos similares. Uno provino del Colectivo Teología de la Liberación Pichi Meisegeier (recuerda a un sacerdote de gran compromiso con los pobres), que acusó a los obispos de alinearse “con los poderosos” y destacó “los logros” del Gobierno.
El otro, del Centro Nueva Tierra, que reúne a laicos y religiosos de diversas iglesias (católicos en su mayoría), que lamentó la declaración de los obispos y l es exigió mea culpa por el “papel condescendiente” de la cúpula eclesiástica durante la última dictadura. Además, destacó el actual “momento histórico de nuestra patria grande como un período sumamente esperanzador”.
Pero hubo más. Las declaraciones del ex dictador Jorge Rafael Videla para el libro “Disposición Final”, de Ceferino Reato, en las que defendió la represión y manifestó que ésta contó con la “comprensión” de las autoridades eclesiástica de entonces, suscitó la reacción de un nucleamiento de laicos nucleados en Católicos para el Tercer Milenio. El grupo –integrado entre otros por el ex embajador en Uruguay Hernán Patiño Mayer y el diputado Felipe Solá– le pidió al Episcopado un repudio por aquellos dichos y también, una autocrítica por su desempeño durante la dictadura. Incluso se reunieron con su titular, monseñor José María Arancedo. Los obispos respondieron que avanzarían en un estudio sobre la actuación de la Iglesia durante el Proceso. Pero esa respuesta fue considerada insuficiente por los demandantes.
Finalmente, la presencia de La Cámpora en las escuelas, incluso en algunas católicas –algo que fue denunciado implícitamente por los obispos en su documento– también generó polémica en la Iglesia. El caso del tradicional instituto lasallano de Argüello, Córdoba, donde numerosos padres denunciaron el supuesto accionar de La Cámpora, provocó un enérgico desmentido de las autoridades del establecimiento. El episodio se convirtió en otro motivo de tensión en estamentos del catolicismo.
Así las cosas, el creciente clima de división que afecta a la sociedad parece impactar cada vez más dentro de la propia Iglesia.

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