lunes, 4 de marzo de 2013

Finalmente la Cámara de Diputados aprobó el Memorándum con Irán y la presidenta promulgó la ley.

El sionismo y Clarín quieren imponer la política y leyes argentinas

por EMILIO MARÍN

 Sin embargo el sionismo local quiere
obstaculizarla, como si Argentina fuera un barrio de Tel Aviv.


El 27 de enero Héctor Timerman informó la firma de un Memorándum de
Entendimiento con Irán, para avanzar en el esclarecimiento de la causa
AMIA.
Aquella se encuentra absolutamente paralizada desde hace casi 19 años,
luego de groseras maniobras del gobierno de Carlos Menem a favor del
encubrimiento, de los gobiernos de Estados Unidos e Israel para
culpabilizar a Irán y de la justicia argentina, que con Juan José
Galeano y los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, contaminaron esa
causa a pedido del menemismo, el imperio y el sionismo.
Por eso la noticia dada por el canciller desde Adis Abeba y la
confirmación de la presidenta Cristina Fernández fueron tomadas con
buena predisposición por un amplio sector de la sociedad. Incluso la
comunidad judía y los dirigentes de la AMIA y la DAIA se expresaron
bien predispuestos al Acta, luego que se reunieran con Timerman y
recibieran las explicaciones.
Lamentablemente ese panorama cambió rotundamente luego que Israel, por
medio de su cancillería y la embajada en Buenos Aires, comenzara a
cañonear el Memo. Dijeron que era una capitulación de la soberanía
frente a Irán. Que se había claudicado a cambio de ventajas
comerciales. La presidenta argentina hacía esto con tal de reemplazar
a Hugo Chávez como referente de Irán en Latinoamérica. Que se pactaba
con el Diablo. Y un largo y mal intencionado etcétera.
Con el pulgar bajado desde Tel Aviv por el ultra derechista Benjamin
Netanyahu, la fuerza de tareas sionista en Buenos Aires se fijó como
objetivo voltear el documento suscripto entre Timerman y Ali-Akbar
Salehi. Las críticas a la presidenta argentina entraron de plano en la
provocación: habría capitulado ante el negador del Holocausto y todo
por un barril de petróleo. Borger llegó a decir que así se preparaba
el terreno para un ?tercer atentado?.
Esas bajezas pocas veces vista caracterizaron el debate parlamentario,
en lo que hace a las intervenciones de los senadores y diputados de la
oposición conservadora. Ernesto Sanz y Gerardo Morales en el Senado,
el 21 de febrero, y Ricardo Gil Lavedra, Federico Pinedo, Patricia
Bullrich, Felipe Solá y Elisa Carrió en Diputados, el 27, tuvieron ese
rastrero nivel intelectual.
Los medios monopólicos sumaron odio y pólvora pero no ideas al debate.
Mariano Grondona calificó a CFK de ser ?La conexión argentino-iraní,
clandestina?. Fernando Laborda tituló: ?Un presidencialismo imperial
condenado al aislamiento?. Carlos Pagni, descalificó: ?Cristina, una
pieza en el ajedrez iraní?. ¿A quién favorece el pacto con Irán?, se
preguntó Ricardo Kirschbaum y su respuesta fue obvia.
Joaquín Morales Solá sostuvo: ?la hábil diplomacia iraní se ocupará de
que ese quinto y crucial miembro de la comisión sirva, en última
instancia, a sus intereses. Tres a dos a favor de Irán. Es la primera
vez, tal vez en la historia, que los acusados de un crimen serán
también fiscales y jueces del crimen. Esa es la trampa en la que está
cayendo el gobierno argentino?. Clarín trató de desmerecer la votación
en Diputados con este título: ?Con fuerte rechazo opositor, aprobaron
el pacto con Irán?. Y acotó: ?esta madrugada, Diputados votó la ley.
La sesión quedó teñida por una escandalosa maniobra K para reunir el
quórum?. Con lo de ?escandalosa maniobra? buscaba impugnar la
legalidad del trámite parlamentario, el debate y una votación que
arrojó claras mayorías.

Un mes de discusión
El editorial de ayer de ?Gaceta Ganadera? (léase ?La Nación) sigue la
línea de descalificación del Memorándum y el gobierno nacional. Poco
creativo su título: ?La vergonzosa aprobación del acuerdo con Irán?.
Allí se afirmó que ?el oficialismo hizo prevalecer su mayoría en ambas
cámaras del Congreso para imponer su propio criterio y hacer aprobar
el perverso acuerdo, suscripto entre gallos y medianoche, luego de una
larga negociación, que se mantuvo en secreto?.
Las expresiones ?entre gallos y medianoche? y negociación ?en
secreto?, dan una idea falsa. Es obvio que cuando dos estados negocian
asuntos delicados no lo hacen a los gritos y en la calle. Argentina e
Irán deben haberse reunido unas cuantas veces desde que -en la última
Asamblea General de la ONU- CFK dio cuenta de la iniciativa de su par
iraní. Quizás hubo también otros acercamientos previos.
Pero desde ese momento, 25 de setiembre de 2012, hasta la firma del
Memorándum, 27 de enero de 2013, se supo esas reuniones entre
representantes de las dos cancillerías en Ginebra. Eso fue público y
oficial.
Luego la presidenta informó por cadena nacional que enviaría al
parlamento el Acta de 9 puntos para que todas las fuerzas con
representación pudieran dar a conocer su opinión.
Y así fue. Timerman concurrió a las comisiones del Senado, antes de la
sesión, y estuvo allí seis horas contestando preguntas y dando
explicaciones. Y aunque Clarín y ?La Nación? aseguraron que no
repetiría la incursión en Diputados, fallaron pues el canciller
también estuvo allí, siete horas.
Luego vino la discusión de los legisladores, en el recinto, con
quórum, con sesiones que duraron 12 y 14 horas respectivamente en cada
cámara, hasta que se llegó a votar. En Senadores, 37 por la afirmativa
y 31 por la negativa, y en Diputados 131 contra 113.
Se podrá criticar que dos diputados del Frente para la Victoria,
necesarios para asegurar el quórum, visto el bloqueo de la oposición,
dejaran sus cargos provinciales en Tucumán y Chubut para reasumir en
sus bancas. Pero lo más lamentable no fue eso sino el boicot de esa
oposición que quiso frustrar la sesión con el lema de ?el que da
quórum vota por Irán?. Autores de ese terrorismo ideológico: Federico
Pinedo, el rabino Bergman y los popes de la AMIA y DAIA, Guillermo
Borger y Julio Schlosser.
Estos representantes locales de Israel quisieron impedir el debate
parlamentario. A la luz de lo escuchado desde las bancas opositoras
surge clarísimo el motivo del boicot: no tenían argumentos.

?Irán no tuvo nada que ver?
El oficialismo dio sus explicaciones. Alegó que la causa del atentado
terrorista de la AMIA, parada desde su inicio, o en todo caso desde
2006, luego de la intervención del fiscal Alberto Nisman. Galeano
había instruido el expediente en forma sesgada y a pedido de la AMIA,
DAIA, Israel, EE UU y sus servicios de inteligencia. Nisman siguió esa
línea.
El Memorándum, en la medida que conforma una Comisión de la Verdad con
cinco jueces neutrales, ni argentinos ni iraníes, y pauta interrogar a
los cinco sospechosos iraníes en Teherán, con participación de la
justicia de ambos países, puede ser una grieta en la parálisis.
Puede ser un paso limitado, un pasito, pero es mucho mejor que nada.
Si las pruebas con que cuentan Nisman y el juez Rodolfo Canicoba
Corral fueran buenas, de lo que desconfía absolutamente este cronista,
tales incriminaciones formuladas a los sospechosos los dejaría mal
parados ante el mundo. Y podría avanzar la justicia, de regreso a sus
despachos en Comodoro Py.
Claro que si esos elementos de prueba no existen o son vagos y
contaminados por los servicios de inteligencia israelitas y
estadounidenses, como lo están, podría ocurrir lo contrario: que los
sospechosos persas se libren de la ?circular roja? de Interpol. El
mundo sabría que con ellos y su país se cometió por años una
injusticia ex profeso.
¿Cuál de las dos desemboques es más factible? ¿Culpables o inocentes?
Sobre la intromisión norteamericana, Horacio Verbitsky recordó que en
Wikileaks aparecía Nisman pidiendo disculpas al entonces embajador
Earl Wayne por no haberle avisado que pensaba pedir el procesamiento
de funcionarios del gobierno menemista (?Verdad y consecuencia?,
17/2).
Raúl Kollman, también en Página/12, admitió: ?habrá que ver la calidad
de las evidencias, porque una parte de los datos ?teléfonos en El
Líbano, por ejemplo? proviene de los servicios de información de
Israel y EE UU? (?El primer paso de un camino complicado?, 28/2).
El periodista y escritor Juan Salinas, quien trabajó más de tres años
contratado por la AMIA, apenas producido el atentado de 1994, planteó
en una reciente entrevista con la Agencia Paco Urondo: ?No hay ninguna
prueba contra Irán?. Es el autor de dos libros sobre el tema: ?Amia,
el Atentado? y ?Narcos, banqueros y criminales?.
Preguntado sobre la posible culpabilidad de los persas, contestó: ?Los
atentados, la embajada y la AMIA, no fueron cometidos por razones
ideológicas y mucho menos religiosas sino por mejicaneadas en el
lavado de dinero producto del narcotráfico y quizás también del
tráfico de armas. Como esto es un delito infamante, en el que estaban
involucrados los servicios secretos de muchos países, entre ellos
también el de Israel, y banqueros también judíos, hizo que las
investigaciones se desviaran desde un primer momento echándole la
culpa a Irán que, a mi juicio, no tiene nada que ver. No hay ninguna
prueba contra Irán, sólo cosas que claramente son falsificaciones?.
Parece acercarse el momento de la verdad. De allí el griterío y
patoteada ordenada desde Tel Aviv para impedir el incipiente diálogo
argentino-iraní.

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