El país está consternado por un suceso horrendo, que nos conmociona y lesiona, de modo grave, a la República y a la democracia. La muerte del fiscal Alberto Nisman es uno de los mayores golpes que recibió la democracia contemporánea.
Este hecho nos confirma cuánto retrocedimos en términos de calidad democrática, funcionamiento de la República, y de eficacia del Estado en cuestiones de inteligencia y seguridad.
El Estado argentino debe darle señales urgentes y contundentes a su pueblo. Y el pueblo, debe exigirle respuestas a un Estado que volvió a fallar.
Es inaceptable que vuelvan a haber muertos por cuestiones políticas.
Es una horrible señal que un fiscal muera menos de 100 horas después de denunciar a la presidenta. El año pasado el Gobierno instrumentó cuanta artimaña pudo para destituir a Campagnoli, un fiscal que lo ponía en aprietos, y en momentos en que la Procuradora General ejecuta una caza de brujas en las fiscalías.
Hoy hay tres prioridades: el esclarecimiento del atentado a la AMIA y el castigo a sus culpables. Debemos saber, también, quiénes son los responsables de que durante tanto tiempo no hubo avances y sí trabas y ocultamientos. Finalmente, queremos saber por qué murió Nisman.
Si esta muerte no se resuelve, si la investigación que llevaba Nisman queda en la nada, la democracia quedará tambaleando.
Este momento nos exige prudencia, y vamos a ser muy prudentes. Pero también nos exige reforzar nuestra defensa de la República, de la democracia, de la vida, y de las garantías que hacen al funcionamiento de la Justicia y la libertad. En esto vamos a continuar dedicando todo nuestro esfuerzo, y cada una de nuestras horas.
Reclamamos, también, que de modo urgente la inteligencia del Estado sea re organizada, y utilizada, para la defensa del país, de la libertad y de las instituciones de la democracia.
El pueblo argentino tiene derecho a conocer la verdad de todo lo que se refiere a este terrible acontecimiento y a las denuncias que había hecho el fiscal Nisman. Exigimos al Gobierno la máxima transparencia en la información y apoyamos la acción de la Justicia para un completo esclarecimiento de los hechos.
También los convocamos a que el Estado argentino proteja las pruebas y el equipo de Nisman. Ellos deben continuar con su trabajo y todos debemos garantizar que no estén ni intimidados ni amenazados para cumplir con su deber.
La democracia argentina está intoxicada de impunidad. Este gobierno dio todos los pasos para tener una justicia adicta. La muerte de Nisman es un durísimo golpe a la justicia independiente y a las garantías constitucionales, y trae todavía mayores sospechas sobre nuestro Estado. El único modo de recuperar la democracia es que haya justicia.
Ernesto Sanz
Presidente
Comité Nacional
Unión Cívica Radical
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