Su desaparición física nos priva de su referencia permanente, expresada siempre desde una gran modestia.
Su compromiso en defensa de valores fundamentales de la Democracia y la República, su importante capacidad, su gran honestidad y su humildad sin límite contrastan de manera categórica y hasta ridiculizan la actitud de soberbios personajes intrascendentes devenidos en poderosos que pretenden someter a la República y a la Justicia en función de sus intereses personales. Junto a Raúl Alfonsin, uno de los hombres más grandes de nuestra historia, recuperaron la justicia y la dignidad para el conjunto de la sociedad”.
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