El pasado 15 de diciembre la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires ha aprobado por iniciativa de la Diputada Patricia Vischi (Eco - Suma +) la Ley N° 5766, mediante la cual se declaró Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires el sepulcro que guarda los restos de "MAMA ANTULA" María Antonia de Paz y Figueroa que se encuentra en la Iglesia de La Piedad de la Ciudad de Buenos Aires.
A través de esta Ley se incluye en el Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires este sepulcro, por la importancia, significación y trascendencia que tiene la figura de "Mama Antula".
La Beatificación por parte del Papa Francisco ha marcado un hito trascendental sobre la figura de "Mama Antula" y esta declaratoria la incorpora definitivamente a la historia de nuestra ciudad y a su patrimonio cultural.
La misma se enmarca en la Ley N°1227, Ley marco de Patrimonio Cultural de la Ciudad.
“Mama Antula” nació en 1730 en la ciudad de Santiago del Estero. Desde muy joven, guiada por el sacerdote de la Compañía de Jesús Gaspar Juárez, comenzó a colaborar en la organización de ejercicios espirituales. En 1767 el rey Carlos III de España expulsó a la Compañía de América y ella bregó por reinstaurar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio en medio de una coyuntura hostil. Promovió esas prácticas desde 1768 a 1770 caminando descalza por Santiago del Estero, Silípica, Loreto, Salavina, Soconcho, Atamasqui, etc. Luego lo hizo transitando caminos de Catamarca, La Rioja, Jujuy, Salta, Córdoba, San Luis y Tucumán. El Obispo de Tucumán le otorgó la licencia y de ese modo comenzaron a ser aceptados nuevamente.
Los frutos de los Ejercicios se conocen por el bien que le hacen a las personas y sus cambios en la vida diaria, duraban 10 días y se hacían todo el año. Convivían las damas con sus sirvientas y en tandas separadas los hombres con sus ayudantes de campo.
La religiosa decidió visitar Buenos Aires emprendiendo 1.400 kilómetros a pie en medio de innumerables riesgos pero alentada por su lema: "la paciencia es buena pero más la perseverancia”. En septiembre de 1779 recurrió al Virrey y al Obispo para que le otorguen la licencia. El Virrey Vertiz que tenía una antipatía visceral por lo jesuítico, le negó la autorización. No obstante, en 1780 comenzaron los retiros con un éxito tal que el Obispo cambió su parecer y apoyó la obra. Hubo tandas de hasta 200 personas.
Hacia 1795, en Buenos Aires inició la edificación del que hoy es uno de los edificios más antiguos: la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, en avenida Independencia N° 1190. Creada con el objeto de mantener viva la obra de los Jesuitas y la práctica de los Ejercicios Espirituales según San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, luego que ésta fuera expulsada del país. Se habilitó en 1799 y durante el siglo XIX sumó nuevas construcciones que albergaron la Casa de Rehabilitación para Mujeres y Niñas, el Colegio para Niñas externas y pupilas y la Casa de Reclusas, construída en 1900.
María Antonia de San José fundó la Sociedad "Hijas del Divino Salvador" y su obra fue conocida en Francia, en el monasterio de Saint-Denis de París donde la priora del Carmelo era tía del rey Luis XVI. Sus cartas fueron traducidas al latín e idiomas francés, inglés, alemán y ruso. Realizó hechos pródigos, entre ellos cuando faltaba alimentos para sus practicantes la comida se reproducía de la olla o el pan se transformaba en fruta, o cuando faltaba algo para preparar la comida, pasaba un donante por la puerta dejando lo que se necesitaba. Además, introdujo la devoción a “San Cayetano” y subsisten vínculos históricos y pastorales que unen el Santuario de Liniers con la congregación que fundó.
El 7 de marzo de 1799 murió a los 69 años en la Casa de avenida Independencia N° 1190 y el 12 de julio se le rindió homenaje en la Basílica Santo Domingo. En 1905 Obispos elevaron la causa de canonización, la primera en la historia argentina.
El 2 de julio de 2010, Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el que se reconoce que María Antonia de Paz y Figueroa practicó las virtudes cristianas en grado heroico y la proclamó venerable. El Papa Francisco oficializó la aprobación del milagro de sanación que se le atribuye. El 4 de marzo de 2015 aprobó el decreto que reconoce el milagro obrado por intercesión de la Sierva de Dios: en 1904 la religiosa María Rosa Vanina, de las Hijas del Divino Salvador, se recuperó de manera inexplicable de una colecistitis aguda con shock séptico, luego que los médicos pronosticaron una muerte segura.
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