NOTIVIDA, Año XII, Nº 816, 22 de abril de 2012
En su habitual intervención en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, que se emite porAmérica TV, Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata , reflexionó sobre algunos puntos fundamentales del Anteproyecto de Reforma del Código Civil, “que implican alteraciones muy graves contra la constitución de la familia y la dignidad de la vida humana”.
El prelado platense destacó que en la reforma que el Ejecutivo envió al Congreso, los embriones que son concebidos mediante técnicas de procreación artificial “no son reconocidos como seres humanos” si no son implantados en el útero de una mujer, lo que da pie a “que se haga con ellos cualquier cosa”. Entre los agravantes contemplados en la proyectada reforma mencionó: la eliminación de embriones, el alquiler de vientres, la donación de gametos, la inseminación “post mortem” y la homoparentalidad (un niño con dos papás o dos mamás).
Entre los ataques a la familia resaltó la banalización del matrimonio: el “divorcio express”, la eliminación del deber de fidelidad entre los cónyuges y la creación de las llamadas ‘uniones convivenciales’ para los que no quieren casarse.
Denunció finalmente que “lo que se está proponiendo, es una nueva estructura de la sociedad argentina en sus realidades esenciales”.
A continuación el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Hace un par de semanas fue presentado el anteproyecto de reforma del Código Civil de la Nación , un volumen de 793 páginas. La noticia no tuvo una repercusión popular muy amplia, como tuvieron otros anuncios recientes, y, sin embargo, aquí se juega, de algún modo, el futuro de la sociedad argentina y su estructura fundamental”.
“He tomado alguno de los temas de este anteproyecto que me parecen fundamentales, que implican alteraciones muy graves contra la constitución de la familia y la dignidad de la vida humana”.
“Comencemos por lo que se refiere a la vida, el inicio de la vida. El anteproyecto modifica la redacción actual del Código Civil y establece lo siguiente: “La existencia de la persona humana comienza con la concepción en el cuerpo de la mujer o la implantación en ella del embrión formado mediante técnicas de reproducción humana asistida”.
Se establece en ese texto una diferencia injustificable desde el punto de vista científico; se reconoce como persona humana desde el momento de la concepción aquella que es engendrada en el cuerpo de la mujer, pero no la que inicia su trayecto vital en una probeta. Ésta sólo sería persona a partir de su implantación en el seno que la reciba.
“Quiere decir que con los embriones que son el resultado de un proceso que en el anteproyecto se llama reproducción humana asistida, y que mejor debiera llamarse procreación artificial, se puede hacer cualquier cosa. Los embriones no implantados no son reconocidos como seres humanos. Esta aberración tendrá consecuencias gravísimas, que ustedes pueden imaginar”.
“Otra alteración del orden natural, en la misma línea: se legaliza lo que se llama alquiler de vientres, o la maternidad subrogada. Con esta disposición se altera completamente la situación que corresponde a la concepción y nacimiento de un nuevo ser humano. La aprobación de las técnicas de procreación artificial legalizan la gestación por sustitución, con lo cual se introduce la confusión en la realidad entrañable de la maternidad ¿a quién deberá reconocer por madre el niño que es fruto de tal experimento?”.
“El mismo juicio negativo debemos pronunciar a la confirmación de una práctica que se viene realizando y que ha sido autorizada por ley de las técnicas de procreación artificial; el Código incluirá la donación de gametos. ¿Qué quedará de la identidad biológica del ser humano? Todo niño tiene derecho a saber quién es su padre y quién es su madre, también en el orden biológico. Pero aquí se abre la posibilidad de eliminación de embriones por distintos motivos, por ejemplo porque se presupone que van a tener alguna discapacidad que lo limite. O se los congelará, o se los podrá descartar si se considera que sobran. Esto es gravísimo, es una manipulación intolerable de las fuentes de la vida. Otra aberración es permitir la inseminación post mortem”.
“También se legaliza lo que se llama homoparentalidad. Quiere decir que un niño podrá tener dos papás o dos mamás. Esto es una consecuencia de esa ley inicua que, el año pasado, alteró la naturaleza misma del matrimonio”.
“Respecto de la familia hay también cosas lamentables. Por ejemplo, la eliminación del deber de fidelidad en el matrimonio, que es un elemento fundamental; ya no será un deber guardar fidelidad y, consiguientemente, entonces, ya no habrá atribución de culpa en el caso de adulterio.”.
“Por otra parte, en el anteproyecto se banaliza además del matrimonio, el divorcio, que pasa a ser lo que se llama ‘divorcio express’. El trámite va a durar una semana. En una semana se podrá liquidar la realidad del matrimonio”.
“Se crean las figuras de ‘uniones convivenciales’ para las parejas no casadas. Quiere decir que será lo mismo casarse que no casarse.”.
“Estas reformas no tienen por ahora una repercusión popular, pero las consecuencias a la larga serán tremendas sobre todo teniendo en cuenta que el Código Civil Argentino era un modelo de orden jurídico fundado en la naturaleza de las cosas. La obra de Dalmacio Vélez Sarsfield, además, fue prolongada y completada por tantos estudiosos, por famosos civilistas, que han honrado al Derecho Argentino”.
“Todo eso quedará arrumbado entre objetos sin interés, sin valor”.
“Aquí lo que se está proponiendo, es una nueva estructura de la sociedad argentina en sus realidades esenciales. ¡Y esto sí que es un problema serio y que tiene que ser objeto de debate!”.
“Es de esperar que haya, un debate serio en el Congreso de la Nación. Espero también que haya muchas consultas antes, a todas las instituciones de la sociedad que pueden opinar sobre esto. Hay mucha gente todavía que reconoce lo fundamental de la estructura social y el valor de la familia y la intangibilidad de la vida humana”.
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NOTIVIDA, Año XII, Nº 816, 22 de abril de 2012
Editores: Lic. Mónica del Río y Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja
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