YPF, Repsol y las Malvinas.
DAVID REY
A esta altura (amoldándonos ya a lo que no podemos cambiar), lo único que podría sernos de consuelo es la seguridad de saber que La Cámpora no tendrá nada que ver con la futura gestión de YPF. Luego, que sea estatal o extranjera la administración de la empresa, se puede discutir en sus respectivos órdenes.
Yo, particularmente, desearía que YPF sea administrada, más que por el Estado Nacional, por empresarios argentinos... pero, amigos, a los empresarios argentinos les tengo tanta Fe como al mismo gobierno. Con sólo decir que gracias a los "nuestros" es que aprendí el singular significado de "prebenda".
Es cierto (seamos honestos) lo que dijo Cristina: "Somos de los pocos países en el mundo cuyos recursos naturales permanecen en manos extranjeras" (¿Acaso a quién pertenecen, por caso, las riquezas petrolíferas de EE.UU., las de Brasil, Irán, Arabia Saudita o Venezuela?).
Por otro lado, me parece dable deslizar que la impasividad o tibieza del gobierno de Rajoy en torno a nuestro reclamo por Malvinas, concluyó en la "violenta manera" con que Repsol pasara a ser sólo parte de nuestra historia (justifica el desplante de nuestro gobierno). Si invertís en mi país, y si del mismo obtenés ganancias... amigo... muchas gracias por invertir, aunque no es por nada, pero pronunciate a nuestro favor en torno a nuestra disputa por la soberanía de las islas porque lo menos que podemos hacer es sacarte a las patadas. (Si Repsol fuera argentina, y nuestro país permanece "mudo" en torno al reclamo español de Gibraltar, asumo como entendible que no haya mucha educación para mostrarnos la puerta de salida).
Sólo los resultados futuros en lo que concierne a los números reales que arroje YPF darán la pauta sobre lo acertado o no de la expropiación o bien la "recuperación" del paquete accionario. Pero... honestamente... considerando la cercanía de La Cámpora al gobierno, la verdad que algunas cositas pueden irse vaticinando.
Desde ya, tenemos algo muy en contra: no será posible curar la gran herida infringida al gobierno español, siendo que - en consecuencia - nos hemos ganado un enemigo que, aunque blando, hará todo lo posible por defender sus intereses frente a la prepotencia argentina.
Deberá ser prioridad del gobierno argentino, ante las 'represalias' que promete España y la Unión Europea, mantener las fuentes de trabajo, garantizar el suministro de combustibles, hacer efectiva la coparticipación con las provincias, multiplicar las inversiones, controlar con absoluta transparencia las regalías, potenciar las exploraciones y - para que todo esto mismo pueda llevarse a cabo, justamente - mantener bien lejos a la gente de La Cámpora, cuya experiencia con Aerolíneas ha sido desastroza. Debemos sumarle a esta difícil lista, el más significativo de los ítems: recuperar la confianza de los inversionistas extranjeros, lo que resume en bregar por la seguridad jurídica que la expropiación de YPF tiró a la basura.
En fin, ¿tendrá espaldas el gobierno para soportar el peso de tantas responsabilidades? ¿Dónde está la gente con "idea"? ¿Ha dado muestras de "capacidad de gestión" al respecto?
Es fácil, por cierto, DESEAR que todo marche bien (como argentino); pero es dífícil CREER que así será.
Yo, particularmente, desearía que YPF sea administrada, más que por el Estado Nacional, por empresarios argentinos... pero, amigos, a los empresarios argentinos les tengo tanta Fe como al mismo gobierno. Con sólo decir que gracias a los "nuestros" es que aprendí el singular significado de "prebenda".
Es cierto (seamos honestos) lo que dijo Cristina: "Somos de los pocos países en el mundo cuyos recursos naturales permanecen en manos extranjeras" (¿Acaso a quién pertenecen, por caso, las riquezas petrolíferas de EE.UU., las de Brasil, Irán, Arabia Saudita o Venezuela?).
Por otro lado, me parece dable deslizar que la impasividad o tibieza del gobierno de Rajoy en torno a nuestro reclamo por Malvinas, concluyó en la "violenta manera" con que Repsol pasara a ser sólo parte de nuestra historia (justifica el desplante de nuestro gobierno). Si invertís en mi país, y si del mismo obtenés ganancias... amigo... muchas gracias por invertir, aunque no es por nada, pero pronunciate a nuestro favor en torno a nuestra disputa por la soberanía de las islas porque lo menos que podemos hacer es sacarte a las patadas. (Si Repsol fuera argentina, y nuestro país permanece "mudo" en torno al reclamo español de Gibraltar, asumo como entendible que no haya mucha educación para mostrarnos la puerta de salida).
Sólo los resultados futuros en lo que concierne a los números reales que arroje YPF darán la pauta sobre lo acertado o no de la expropiación o bien la "recuperación" del paquete accionario. Pero... honestamente... considerando la cercanía de La Cámpora al gobierno, la verdad que algunas cositas pueden irse vaticinando.
Desde ya, tenemos algo muy en contra: no será posible curar la gran herida infringida al gobierno español, siendo que - en consecuencia - nos hemos ganado un enemigo que, aunque blando, hará todo lo posible por defender sus intereses frente a la prepotencia argentina.
Deberá ser prioridad del gobierno argentino, ante las 'represalias' que promete España y la Unión Europea, mantener las fuentes de trabajo, garantizar el suministro de combustibles, hacer efectiva la coparticipación con las provincias, multiplicar las inversiones, controlar con absoluta transparencia las regalías, potenciar las exploraciones y - para que todo esto mismo pueda llevarse a cabo, justamente - mantener bien lejos a la gente de La Cámpora, cuya experiencia con Aerolíneas ha sido desastroza. Debemos sumarle a esta difícil lista, el más significativo de los ítems: recuperar la confianza de los inversionistas extranjeros, lo que resume en bregar por la seguridad jurídica que la expropiación de YPF tiró a la basura.
En fin, ¿tendrá espaldas el gobierno para soportar el peso de tantas responsabilidades? ¿Dónde está la gente con "idea"? ¿Ha dado muestras de "capacidad de gestión" al respecto?
Es fácil, por cierto, DESEAR que todo marche bien (como argentino); pero es dífícil CREER que así será.
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