El secretario de Comercio, Augusto Costa explicó que con el nuevo sistema de fiscalización de rótulos y etiquetas "buscamos frenar el engaño a los consumidores, al brindar detalles sobre la resolución que "garantiza el cumplimiento de los derechos de los consumidores", afirmó.
Con el objetivo de evitar prácticas habituales de las grandes empresas productoras que inducen a engaño o confusión en los consumidores a la hora de realizar sus compras, la Secretaría de Comercio implementó un nuevo sistema de Fiscalización de Rótulos y Etiquetas de los envases de productos masivos.
A través de la Resolución 420, la Secretaría de Comercio estableció que los rótulos y las etiquetas de productos de los rubros de alimentos, bebidas, alimentos bebibles, perfumería, aseo, cuidado personal y limpieza doméstica deberán someterse de forma obligatoria a un procedimiento de fiscalización ante la Dirección de Lealtad Comercial, previo al lanzamiento del nuevo artículo. “Esta medida apunta a regular las transformaciones de los productos que suceden cuando se lanzan al mercado productos supuestamente nuevos muy similares a los que ya existen pero a un precio muy superior”, dijo Costa y agregó: “Estas estrategias inducen a que los consumidores cuenten con información errónea, engañosa o confusa a la hora de comprar y terminan optando por el producto más caro”. En ese sentido, Costa vinculó estas prácticas a una tendencia mundial de las grandes empresas productoras siguiendo una estrategia de marketing para aumentar los precios y ganar aún más participación en el mercado de la que ya concentran.
En el mercado local, la metodología opera bajo dos modalidades: cambian el contenido neto (gramaje) de los productos, lo que implica “una forma encubierta de subir el precio por unidad”, explicó el Secretario. O bien, introducen pequeños cambios en el diseño del packaging, imperceptibles para los consumidores, con supuestos nuevos ingredientes o beneficios que luego, en la práctica, no se verifican pues se trata del mismo producto.
El funcionario explicó que “muchas veces se incluyen mensajes con expresiones ambiguas, desconocidas o con una pluralidad de significados que dan lugar a error, engaño o confusión y llevan a los consumidores a una decisión de consumo equivocada”.
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