Los padres del joven, habían reconocido a su hijo en las imágenes de las cámaras de seguridad en la estación de Padua, confirmando su presencia en el tren. Consecuentemente, la policía hizo una nueva búsqueda en la formación, hallando el cuerpo en la cabina del maquinista (inhabilitada) del vagón.
Lucas se ubicó en ese lugar por la cantidad de gente que viajaba en el tren, de acuerdo a lo que mostraban las cámaras de seguridad. El joven entró por la ventanilla tras no encontrar otra opción, pues éstas son las peripecias de viajar en hora pico. El punto es que tras 57 horas de angustia para la familia, la Policía Federal lo encontró en ese mismo sitio.
Ahora la autopsia determinará cuándo falleció el joven, ya que si bien el titular del SAME, Alberto Cescenti, dijo que la mayoría de las víctimas fallecieron en el acto, sin lugar a dudas la incógnita recae sobre el caso de Lucas.
Tras conocerse la noticia, hubo una enorme tensión en la estación de Once, con mucha gente que gritaba indignada por esta situación que no se comprende.
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Una búsqueda desesperada
El joven era buscado desesperadamente por su familia en estos dos días, tras el choque del tren Sarmiento en la estación de Once.
La madre de Lucas había buscado en todos los hospitales y clínicas privadas de la Ciudad de Buenos Aires, donde habían sido trasladado todos los heridos.
También había chequeado en la morgue judicial, esperando la peor noticia pero tampoco su cuerpo estaba allí.
La incertidumbre y el dolor de esta familia se incrementaba con el correr de las horas mientras una enorme cantidad de gente se unió para encontrar al joven.
Finalmente se supo lo peor: el cuerpo de Lucas fue hallado en el cuarto vagón del tren siniestrado; siempre estuvo en Once, olvidado por los servicios de emergencia.
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