jueves, 18 de junio de 2015

El Irizar y el narcokirchnerismo.

Dependemos del capricho de la loca para el Irizar

Cristina quiere que el Irízar esté listo antes de las elecciones
El rompehielos sería parte de la campaña. El buque lleva ocho años parado desde su incendio y ya se gastaron más de $ 500 millones en su reparación.



Cristina Kirchner ha pedido a los comandos militares y civiles que el emblemático buque Almirante Irízar esté “listo” para navegar en una fecha cercana a las elecciones presidenciales del 25 de octubre. El Gobierno busca incorporar este acto a la serie de inauguraciones que gusta encabezar la Presidenta, sobre todo en tiempos de campaña. Clarín lo sabe de altas fuentes que tuvieron contacto con la cadena de instrucciones impartidas, que contaron, además, que la orden genera controversias internas: todos saben que el viejo buque insignia de la Armada en las campañas antárticas no puede aún emprender las navegaciones que hizo desde fines de los 70 hasta 2007. Ese año, su sistema eléctrico fue destruido por un incendio, sobre el que nunca se establecieron responsabilidades.

En vida, el ex presidente Néstor Kirchner lo quiso listo para las presidenciales de 2011. Pero el Irízar está en reparación hace ocho años, en los astilleros Tandanor.

Fuentes consultadas del Ministerio de Defensa encabezado por Agustín Rossi negaron con vehemencia que hubiera una orden para tenerlo listo en octubre, aunque señalaron que quieren el buque “listo” para la campaña antártica 2015/2016. Además, refutaron las versiones de que el reparado rompehielos tal vez no pueda nunca volver a la Antártida.

Pero ya en abril de 2014 Rossi desmintió una nota de Clarín en la que se daba cuenta de la larga lista de retrasos, el abultado presupuesto invertido y las irregularidades del ex ministro de Defensa Arturo Puricelli en las licitaciones para las campañas antárticas bajo su gestión. Entonces, vía comunicado de prensa, el ministerio de Defensa aseguraba que “la reconstrucción y modernización” total del rompehielos Irízar se encontraba ejecutada “en un 90%”, y que en mayo de ese año se iban a hacer las pruebas de agua en el puerto de Buenos Aires para que en diciembre pudiera hacer pruebas de mar en el hielo.

“A más de un año de ese comunicado, desconocemos que se hubiera realizado al menos una de esas pruebas”, afirmó el diputado Julio Martínez (UCR), quien como titular de la Comisión de Defensa hizo varios pedidos de informes sobre la larga reparación del Irízar. Con dureza, agregó que si se lanza el buque al agua en medio de la campaña electoral, “lo más probable es que termine saliendo del astillero, remolcado y sólo con el generador de emergencia ‘echando humo’ en el marco de un nuevo acto por cadena nacional”.

Este diario también consultó al experto en el área naval Gustavo Olivera, que dirigió el proyecto eléctrico del Irízar hasta julio de 2014, con la empresa de reparación de semáforos Autotrol y que aún mantiene contactos informales con la obra. “El ministro Rossi ordenó que en octubre tiene que estar listo el buque. Pero ya fue informado por Mario Fadel (director de Tandanor) que es imposible de cumplir y que, además, deberán parar los trabajos del submarino San Luis para utilizar lo que queda de esa partida, que son aproximadamente US$ 20 millones, para seguir con las tareas del rompehielos Irízar”, señaló, para luego asegurar que “los motores principales y los sistemas de generación y propulsión eléctrica no podrán funcionar” para la fecha deseada.

Desde el despacho de Martínez hicieron sólo para 2014 una cuenta que arrojaba $ 325.950.000 de contrato inicial de arreglo del buque entre Tandanor y la Armada. Otro contrato complementario de $ 137.479.330, más otros adicionales por $ 70.228.086. En total, $ 533.657.416 asignados a la reparación del buque. También hay que sumar más de US$ 61 millones en alquileres de barcos y helicópteros extranjeros desde que falta el Irízar para hacer la campaña antártica. Los críticos dicen que se podría haber comprado un rompehielos nuevo o tres usados. Este año habrá nuevos alquileres.
Nuestro Mar
(Por  Natasha Niebieskikwiat; Clarín)

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