jueves, 31 de marzo de 2016

Subteniente Juan Nazer.

                      

EN LA PUERTAS DEL CIELO 
Relato del Subteniente Juan Nazer cuadro del RI 4
Jefe 1ra Sec Tir Ca I "A"
El 12 de junio de 1982 fue un día muy especial para mí; esa fecha Dios concedió la gracia de prolongarme la vida varias veces. A la medianoche del once de junio,me encontraba junto al Teniente Martella en el Monte Dos Hermanas Norte.Nuestras tropas se habían replegado de acuerdo a la orden impartida y ambos habíamos quedado aferrados cumpliendo la misión de la retaguardia de combate de nuestra gente.

El enemigo nos había sobrepasado y recibíamos fuego desde nuestro frente y a nuestras espaldas.En esa situación y ya sin munición decidimos reinfiltrarnos,para tratar de llegar al lugar al que nuestras tropas ocupaban más a la retaguardia.El fuego de la artillería era tan intenso que prácticamente era imposible escucharnos la voz,de modo que nos entendíamos por señales.
El espeso manto de neblina nos favorecía pero el enemigo estaba muy cerca nuestro.

Estábamos aturdidos y el instinto de conservación nos invadía intentando sumergirnos en el extremo del temor;sin lugar a dudas ambos hacíamos un esfuerzo para sobreponernos.No teníamos para elegir quedarnos ocultos o tratar de llegar donde se encontraban nuestras tropas o rendirnos. Yo me desplazaba agazapado delante del teniente Martella cuando percibimos por su cortante silbido,que era un proyectil venía en nuestra dirección,instintivamente me arrojé detrás de unas piedras .Y el teniente cayó encima mío.La explosión no se hizo esperar y respiramos pólvora quemada .

Martella me tocó y me señaló otra posición,se incorporaba para salir y yo al tratar de imitarlo alcancé a ver una lluvia de puntos rojos que avanzaban desde nuestro frente.Pude aplastarme contra el suelo,pero él no lo hizo a tiempo y varios proyectiles chocaron contra su pecho ; creo que no tuvo tiempo de sufrir porque estaba muy apurado por llegar a poseer su corona de espinas que lo consagraba como uno de los tantos mártires que la Patria ha dado en la década anterior y en la presente.

Alcanzó a decirme -"Siga"

No quedaba tiempo para el dolor o el cristiano adiós; debía continuar porque el enemigo no esperaba.Me quedaba mi pistola con trece tiros; cubriéndome con sus fuegos salté hacia otro lugar mientras los proyectiles enemigos me perseguían. Había llegado detrás de una roca,pero había consumido diez cartuchos.Traté de volar hacia otro lugar y arrojarme a una nueva cubierta ,un proyectil de lanza cohete descartable explotó debajo de una de mis piernas,arrojándome no sé adónde.

Aún no había perdido el conocimiento,y creí haber perdido una pierna ;no me animaba a tocarme ,hasta que al fin lo hice.La tenía y estaba muy caliente,bañada en sangre,pero la sentía.

Unos minutos más y después...,me desvanecí.

Desperté con luz y todo blanco;estaba medio tapado por la nieve .Habían pasado unas diez horas de que perdiera el conocimiento.Alcancé a escuchar voces y ruido de combates a la distancia ;ví acercarse a cuatro o cinco ingleses,en mi dirección y trate de tomar mi pistola pero fue imposible mover mi brazo estaba totalmente congelado.Mi fin estaba próximo .Al llegar muy cerca mio me patearon y vieron que estaba vivo,y llamaron a dos soldados prisioneros uno de los cuales era Torres que pertenecía a mi Sección.

Ambos soldados me incorporaron y luego de trasladarme algunos metros nos hicieron parar y colocarnos de espalda a una roca.A poco metros delante nuestro se alinearon como para ejecutar un fusilamiento,cargaron sus armas y apuntaron.Mis dos Menchos,valientes hasta el final,sólo atinaron a pedirme la última orden " ¿ Que hacemos mí Subteniente"?.Que podía decirles ;que era tiempo de morir.Tantos habían caído,por qué no nosotros,que después de todo sabíamos porque moriríamos.Lo haríamos en una justa guerra.¿ Que más podíamos pedir ?.

No dispararon;irrumpieron en una sarcástica carcajada y bajaron sus armas.Aquellos enanos mentales tal vez pensaron que nos quebrarían nuestro espíritu,que agobiado y todo por lo que nos sucedía desde hacía varios días,era suficiente como para esperar la muerte con el pecho descubierto como lo hiciera un Martiniano Chilavert en Caseros.Continuamos la marcha hasta llegar al Monte Kent. Allí nos despedimos en un fraternal abrazo con los Soldados y me subieron a un helicóptero,previo vendaje de la zona afectada y de inyectarme morfina.

Ya en el buque Uganda tendido sobre una camilla encontré al Subteniente Juárez,también herido esperando para su intervención quirúrgica.Luego de la operación me hallaba en el camarote recuperándome ,cuando uno de los médicos ingleses se aproximó portando en una de sus manos una camiseta que extendió ante mi vista,diciéndome que me pertenecía.Esta prenda estaba cortada en la espalda desde la zona del cuello hasta el bode inferior,en cinco o seis cortes longitudinales.

Habían sido producidos por una ráfaga de ametralladora enemiga en uno de los cuerpo a tierra que había ejecutado antes de caer herido. Algún día nuestros conciudadanos conocerán los pormenores de nuestra inconclusa guerra,y también algún día estas vivencias darán argumentos para más de alguna película,porque la derrota no ha sido suficiente como para que no olvidemos que tenemos honor y orgullo nacional y que llegará el momento en que ¡ VOLVEREMOS !

Dios así lo querrá porque poseemos la razón.

Fuente José Luis Delgado

Foto Subteniente Juan Nazer.

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