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domingo, 4 de septiembre de 2016

#MujeresALaPolítica

En el contexto del debate por la reforma electoral, Amnistía Internacional Argentina y ELA lanzaron la campaña #MujeresALaPolítica para acompañar el reclamo de un grupo de diputadas y diputados de todo el arco político que exigen que el proyecto de ley incluya la paridad de género


Las organizaciones y personas que lanzan la convocatoria consideran que el pleno cumplimiento del derecho a la igualdad y no discriminación de las mujeres, reconocido en la Constitucional Nacional y en los tratados internacionales de derechos humanos, exige que se den pasos decisivos para garantizar la paridad de género en el acceso a cargos públicos. El debate sobre la Reforma Electoral que se está llevando adelante en el Congreso Nacional constituye una oportunidad para avanzar en ese camino.

La integración mayoritariamente masculina de los organismos gubernamentales y la histórica exclusión de la mujeres de los espacios de decisión en los tres poderes del Estado, son una expresión de los patrones de desigualdad en los que está estructurada la sociedad, perpetuando de diversas maneras la dominación de uno de los géneros con el resultado de excluir del debate público valiosas voces y perspectivas. Es la diversidad de experiencias, trayectorias y procedencias la que contribuye a enriquecer el intercambio de ideas en los lugares de decisión, mejorando la calidad de la democracia.

El principio de igualdad y no discriminación obliga al Estado a promover la paridad en la conformación de espacios de poder político.

La Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, firmada en 1952 y ratificada por nuestro país en 1960, fue el primer instrumento internacional que reconoce el derecho de todas las mujeres a la participación política, contribuyendo a que el derecho de las mujeres al voto fuera universalizado.

A partir de la aprobación de esta Convención puede identificarse el comienzo de un sostenido compromiso por el respeto de los derechos fundamentales de las mujeres en cuanto a su participación en la vida política “en igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación alguna” (artículo 3 de la Convención sobre Derechos Políticos de la Mujer).

Algunos años más tarde, con la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) ratificada por nuestro país en 1985 y con jerarquía constitucional desde 1994, los Estados se comprometieron expresamente a adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra las mujeres en todas las esferas, incluida la vida política y pública, y a garantizar en igualdad de condiciones el derecho a “participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de éstas, ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos gubernamentales”.

A pesar de los importantes avances en las normas internacionales, regionales y nacionales, la situación de las mujeres en la política argentina nos muestra una realidad atravesada por la desigualdad.

En ámbito del Poder Legislativo, en 1991 la Ley 24.012 dispuso un cupo del 30% para la integración de las listas a cargos electivos nacionales, convirtiéndose en una medida pionera para mejorar el acceso de las mujeres a puestos de representación. Normas similares fueron adoptadas luego en las jurisdicciones provinciales, y fueron promovidas también en países de la región.

Sin embargo, a 25 años de su sanción, esta norma no sólo ha operado como un techo para la participación de las mujeres, sino que además aún es vulnerada por diferentes partidos políticos, alianzas y frentes electorales sin que la Justicia Electoral cumpla de un modo cabal y efectivo con la función que le corresponde para garantizar su observancia. En 2015, un 10% de las listas a nivel nacional no cumplieron con el cupo. Pero además, lo que hace un cuarto de siglo fue un avance hoy es considerada una meta obsoleta cuando países como España y Francia y muchos de la región (Costa Rica, México, Bolivia, Nicaragua y Honduras) han avanzado hacia la paridad.

En estas semanas, el Congreso Nacional está debatiendo el Proyecto de Ley de reforma de los procesos electorales que, a pesar de apelar a un principio de equidad, carece de toda referencia a la participación política de las mujeres con mecanismos que amplíen o garanticen su representación plena. Considerar la participación de más mujeres es un imperativo ineludible en una democracia madura que hoy requiere que los intereses de las mujeres y su participación se vean reflejados en el texto de la norma y en el propio debate parlamentario.

La igualdad entre la mujer y el varón no puede plantearse en términos performativos: una vez reconocida en el sistema legal exige para ser efectiva del diseño, implementación y monitoreo de mecanismos que garanticen que las voces de las mujeres sean parte de la toma de decisiones en los asuntos públicos.

Por eso, la plena garantía del principio de igualdad entre varones y mujeres requiere de medidas de acción positivas para promover la participación igualitaria de mujeres en roles de decisión. Las mujeres tienen derecho a participar en condiciones equitativas en todos los espacios de la vida política, ya no a partir del establecimiento de cupos sino en condiciones de plena paridad.

La paridad constituye una herramienta para asegurar el cumplimiento de los derechos políticos de las mujeres haciendo efectivo el principio de la igualdad, potenciando la autonomía en la toma de decisiones y colaborando en la desarticulación de estereotipos de género que han vulnerado históricamente los derechos de las mujeres.

La paridad no se plantea como una medida transitoria como era el caso de las cuotas sino como un principio rector de la democracia, que va más allá de la representación formal de varones y mujeres, y que aspira a una democratización de las relaciones entre los géneros. En definitiva, la implementación del principio de paridad contribuye a garantizar el principio de igualdad, promueve un debate más plural y diverso avanzando en la inclusión de la perspectiva de género en los asuntos públicos y garantiza la legitimidad democrática de los espacios de decisión. Por todo ello, exhortamos al Congreso Nacional a avanzar en la calidad de nuestras instituciones democráticas incorporando el principio de paridad en la Ley de Reforma Electoral, como un paso fundamental hacia la promoción efectiva de la paridad en el acceso a todos los cargos públicos.

#MujeresALaPolítica es una iniciativa de Amnistía Internacional Argentina y ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género).

domingo, 20 de marzo de 2016

Obama, Castro y Macri

Estas son las 7 preocupaciones en derechos humanos que Amnistía Internacional les presentó a Obama, Castro y Macri


A propósito de la visita de Barack Obama a Cuba y Argentina, Amnistía Internacional escribió una carta a los tres presidentes con las principales preocupaciones de la organización de derechos humanos.

“En los tres países, Estados Unidos, Cuba y Argentina, hay grandes desafíos en materia de derechos humanos que abordar”, dijo Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

Obama estará en Cuba entre el 20 y 22 de marzo para reunirse con el Presidente Raúl Castro. El 23 de marzo viajará a Argentina para un encuentro con Mauricio Macri en el 40º aniversario de la última dictadura militar.

Estos son los 7 ejes de la carta 

ESTADOS UNIDOS

Guantánamo: Obama presentó un plan de cierre. Sin embargo, el anuncio no hace referencia a la obligación que tiene Estados Unidos de garantizar la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos, incluidos los delitos de tortura y desaparición forzada. En este sentido, lo que se propone el plan es reubicar a algunas personas para su detención indefinida sin cargos ni juicio en territorio continental estadounidense. Embargo económico estadounidense a Cuba: Amnistía Internacional pide el levantamiento del embargo porque niega a las cubanas y los cubanos el acceso a medicamentos y otros productos básicos. Personas migrantes y refugiadas: Casi 40.000 chicos solos y 40.000 familias que buscan asilo en EE.UU. fueron detenidos al cruzar la frontera sur de Estados Unidos en 2015, en muchos casos huyendo de la violencia y la inseguridad en El Salvador, Honduras, Guatemala y México hacia Estados Unidos.

CUBA

Acceso de las organizaciones internacionales: Los mecanismos independientes de derechos humanos, entre ellos los relatores de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no han tenido acceso a Cuba durante decenios. Cuba es el único país de las Américas en el que Amnistía Internacional no tiene permiso de las autoridades para entrar. Detenciones arbitrarias y restricciones de la libertad de expresión: Amnistía Internacional considera como grave motivo de preocupación que se utilicen disposiciones del Código Penal cubano como desacato, resistencia a funcionarios públicos en el desempeño de su función y desórdenes públicos para reprimir la libertad de expresión, reunión y asociación.

ARGENTINA

Indígenas: los pueblos originarios llevan decenios luchando por sus derechos en torno al control de sus territorios y recursos naturales y sometidos a violencia, intimidaciones y discriminación y sin que se respeten sus derechos humanos. Es preciso que Argentina avance en el reconocimiento legal de la propiedad comunitaria, a través de una ley especial que sea debatida y consultada con los Pueblos Indígenas y que se garantice su derecho a ser consultados y a participar de las políticas y medidas que los afecten.

Protesta social: en febrero 2016, el Ministerio de Seguridad dio a conocer el “Protocolo de Actuación de las Fuerzas de Seguridad Del Estado en Manifestaciones Públicas”, por el que se instruye a las fuerzas de seguridad a detener las protestas sociales, y ejercer acción penal en contra de quienes participan. Esta medida limita gravemente la libertad de expresión y el derecho de todas las personas a manifestarse pacíficamente, además de hacer un uso indebido del sistema penal para criminalizar a quienes protestan.

Constituiría un hecho histórico si en estos encuentros bilaterales los presidentes abordaran sus compromisos en materia de derechos humanos, colocándolos en el centro de sus agendas.

“Los 40 años del golpe militar en Argentina, nos brinda una oportunidad para reflexionar acerca de los avances y deudas en materia de derechos humanos, y comprometerse con una agenda que incluya por un lado el avance en el juzgamiento de violaciones de derechos humanos cometidas durante el gobierno militar, y, por el otro, la garantía y protección de los derechos de las mujeres, pueblos originarios, minorías sexuales, migrantes, refugiados y los sectores mas vulnerables de nuestra sociedad”, afirmó Mariela Belski, Directora Ejecutiva de Amnistía Internacional.