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viernes, 26 de abril de 2013

Moyano empieza la campaña.

Moyano presenta su partido el 7 de mayo en el Luna Park 
El camionero eligió esa fecha debido al natalicio de Eva Perón. Busca tejer alianzas con otros espacios del peronismo opositor para enfrentar al kirchnerismo en las próximas elecciones legislativas.

jueves, 6 de diciembre de 2012

El día que los diputados huyeron cobardemente.


SIMPLEMENTE..COBARDES !!!

 La consagración de los cobardes “¡Acá no se rinde nadie, mierda!” Frase póstuma del Soldado Conscripto Hermindo Luna, defensor del cuartel del Rgto. de Monte N° 29 El 28/11/2012 la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley por el cual se reconoce el sacrificio de quienes defendieron el cuartel del Regimiento 29 de Infantería de Monte del ataque llevado a cabo por los montoneros el 5 de octubre de 1975. Para su tratamiento, el diputado radical formoseño Ricardo Buryaille, uno de los firmantes de la iniciativa, tuvo que retirar los fundamentos para que el oficialismo diera su acuerdo y habilitara su tratamiento en el recinto. Actitud comprensible la del diputado Buryaille ya que su negativa solo se habría traducido en dejar desamparadas a la mayoría de las familias de los que allí cayeron en combate. El proyecto fue aprobado por 117 votos afirmativos contra 15 negativos y 64 abstenciones. Seguramente los 15 votos negativos sean de aquellos irreductibles que no les perdonan a los conscriptos formoseños el haberse batido en defensa de su regimiento y del orden constitucional, quizás son personas a la que el uniforme, cualquier uniforme, le produce alergia y piensan que los colimbas formoseños por el mero hecho de vestirlo merecían morir. Al menos tuvieron la valentía de levantar la mano por su odio y por sus ideas, y de alguna manera estos votos negativos solo consolidan la intuición que aún hay argentinos que tienen una pistola en la cabeza. Aquellos que se abstuvieron son, seguramente, los no avisados por sus autoridades de bloque de que manera debían votar y ante la duda optaron por el refugio tibio de la abstención. Son cobardes, pero no les importa que el resto de los argentinos lo sepa. Se sienten bien en su miedo y han aprendido que el río revuelto no es para ellos. Sí me preocupan los que no estuvieron- no aquellos a los que verdaderamente una causa válida o un problema irremediable les impidió asistir- me preocupan aquellos que no fueron porque se sabía lo que se iba a votar y más me preocupan aquellos que, para mayor vergüenza, se ausentaron previamente a la votación. De los once diputados del PRO siete estuvieron ausentes, incluido su presidente de bloque, Pinedo. Alfonsín y Stolbizer, que estaban presentes, se retiraron antes de la votación. ¿Que podía suceder si hubieran estado en la votación?, ¿En que pensaban cuando decidieron dar el faltazo?, ¿A que grupo o corriente pensaban seducir con su retirada?, si ni siquiera era una votación de la que pudiera decirse que favorecía a Videla o a Massera, se trataba, sin más ni menos, darles, después de treinta y siete años, un sostén a las familias de los soldaditos que defendieron con su sangre, en una tarde formoseña, el honor de un regimiento y el orden constitucional. Estas preguntas que me he hecho son una pérdida de tiempo. Hay dos mundos tan diferentes que jamás podrán entenderse, está el mundo de un colimba de dieciocho años al que le sobraron huevos para gritar mientras las balas lo abatían: “¡Acá no se rinde nadie, mierda!” y está el mundo de los políticos donde la virtud liminar es la cobardía. JOSE LUIS MILIA Josemilia_686@hotmail.com

sábado, 1 de diciembre de 2012

La Cámara de Diputados aprobó esta semana un proyecto de ley para indemnizar a soldados formoseños muertos por Montoneros. Ahora, deberá tratarlo el Senado.



Por Ceferino Reato
Detrás de cada uno de los soldados y militares muertos el 5 de octubre de 1975 en Formosa durante un ataque de Montoneros, la guerrilla peronista, hay una historia. Por ejemplo, la de Hermindo Luna, “El Negro” Luna, de 21 años, que no debió haber estado aquel domingo de guardia pero era muy pobre y cambió su franco por unos pesos con otro “colimba”; igual, no tenía dinero para visitar a sus padres, campesinos de Las Lomitas, a unos 300 kilómetros de la capital provincial. “¡Acá no se rinde nadie, mierda!”, dijo Luna antes de que los disparos de uno de los atacantes lo partieran en dos. Su gesto sirvió para alertar al resto de sus compañeros y salvó muchas vidas.
O la de Edmundo Sosa, un obrero metalúrgico que como no tenía papá podría haberse salvado del servicio militar obligatorio; quiso “servir a la patria”. Tampoco Sosa debería haber estado aquel domingo de guardia: cinco días antes había rechazado la primera baja para que en su lugar se fuera otro “colimba”, que era casado, con dos hijos y tenía gravísimas urgencias económicas.
O la de Marcelino Torales, el hijo de Doña María, un carismático albañil y cantor aficionado que soñaba con compartir el escenario con Sandro y murió en cinco segundos en la Guardia.
O la del subteniente Ricardo Massaferro, también de 21 años, hijo de un militar retirado muy peronista y del mismo nombre que había instruido militarmente a grupos de montoneros. “¿Se dan cuenta? Lo que yo hice por el peronismo, la Resistencia y la Juventud Peronista, y ahora me pagan así”, se lamentó al día siguiente cuando recibió en Buenos Aires el ataúd con el cuerpo de su único hijo.
En mi opinión, el proyecto de ley aprobado el miércoles por la noche por la Cámara de Diputados es justo porque otorga a los defensores del cuartel la misma indemnización que ya cobraron los familiares de la mayoría de los guerrilleros muertos. Estos militantes montoneros habían sido considerados como víctimas del terrorismo de Estado a pesar de que murieron atacando un regimiento del Ejército en los suburbios de Formosa y durante el gobierno constitucional de la presidenta Isabel Perón.
Aquel 5 de octubre de 1975, mientras los formoseños dormían la siesta, murieron en total 24 jóvenes, todos peronistas: doce guerrilleros, diez soldados, un subteniente y un sargento primero. Parecía una novela de Osvaldo Soriano, en la que todos morían gritando “¡Viva Perón!”, pero lamentablemente fue cierto. Fue el debut del Ejército Montoneros, con sus uniformes azules; el ataque fue bautizado “Operación Primicia” e incluyó el secuestro en pleno vuelo de un avión de Aerolíneas Argentinas y el copamiento del aeropuerto formoseño, donde murió un policía, Argentino Alegre, cuyos familiares también serán indemnizados. Cuando todo había terminado, los militares salieron del cuartel y en la represión, mataron a tres vecinos que no habían tenido nada que ver y que estaban desarmados, uno de ellos de 15 años; también sus herederos están incluidos en el proyecto de ley, que ahora debería ser aprobado por el Senado.
El objetivo de Montoneros fue humillar al Ejército en una provincia alejada y periférica, “recuperar” armas y prepararse para el golpe que consideraban inevitable y, además, deseable ya que, imaginaban, serviría para que la gente se pusiera del lado de los guerrilleros acelerando la llegada de la revolución socialista. Pensaban que los soldados se rendirían rápidamente. Todo salió mal.
Ya era hora de que quienes suelen reinvindicar de manera acrítica los ideales de aquella “juventud maravillosa” comenzaran a reparar los errores cometidos en los Setenta