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domingo, 21 de agosto de 2016

Acorazados argentinos.



El Moreno a toda máquina 


Tras las líneas dedicadas a historiar la vida de los 5 cruceros argentinos, estamos en un momento propicio para repasar otras unidades históricas de la ARA, realmente importantes en su momento y paradójicamente muy poco valoradas y recordadas: los acorazados Rivadavia y Moreno. El itinerario del siguiente artículo será el siguiente: comenzaremos repasando la génesis del proyecto y sus características originales, expondremos después las modificaciones sufridas por los dos buques a lo largo de su servicio, y concluiremos rememorando los hitos de su carrera. Espero personalmente que el artículo guste tanto como el de los cruceros. 

1. El origen del proyecto: 
La construcción de los acorazados Moreno y Rivadavia fue autorizada en 1908 originariamente como respuesta a la pareja brasileña Minas Gerais y Sao Paulo. Eran años de tensión en la zona, y el desequilibrio de poder que suponía la pareja de dreadnoughts brasileños (en el momento de su entrada en servicio los buques más poderosos del mundo, aunque preocupantemente pronto superados) obligaba a Argentina a la adquisición de dos caras y potentes contrapartes. El concurso para la adjudicación del contrato pasará a la historia como una de las más astutas maniobras comerciales de la historia: el gobierno argentino convocó a concurso a diferentes empresas europeas, cada una de ellas entregó su proyecto, y combinando lo mejor de cada uno de ellos, los nuevos acorazados fueron finalmente autorizados en 1908 y construidos en los astilleros Fore River Shipbuilding Corporation, de Quincy y New York Buildings Company, de Nueva Jersey. Gracias a esa argucia los nuevos buques, bautizados Mariano Moreno y Bernardino Rivadavia, eran probablemente de los mejores del mundo en el momento de su entrega, al reunir características de los acorazados del resto de naciones: su aspecto era semejante al de los dreadnoughts estadounidenses, con su característico mástil de celosía; la disposición de su batería principal (12 cañones de 305 mm.) recordaba a la de los buques estadounidenses (por el escalonamiento de las torres A y B, y E y F) y británicos (por el montaje de las torres C y D en echelon, como los acorazados de las clases Neptune y Colossus) , y la poderosa batería secundaria (12 cañones de 152 mm. en casamatas) era de inspiración alemana. 


Noticias del New York Times sobre la evolución de los acorazados argentinos. Nótese la intervención del Secretario Asistente de la Marina Franklind D. Roosevelt en las negociaciones 
(Agradecimiento a Hector M. Caro)

El Rivadavia con su configuración original 

Más veloces y mejor armados y acorazados, los Rivadavia y Moreno (entregados respectivamente en 1914 y 1915) supusieron una auténtica conmoción en el área iberoamericana: Brasil se arrepintió de haber anulado el contrato de su tercer acorazado, el Rio de Janeiro, que sería comprado por el Imperio Otomano (con el nombre de Sultán Osmán I) y requisado por los británicos al inicio de la Primera Guerra Mundial, en la que combatió como HMS Agincourt. Por su parte, Chile no tuvo más remedio que encargar sus dos propios acorazados, también requisados por idénticos motivos que el buque turco, de los cuales sólo uno llegaría a llegar al país andino, el Latorre, ya en 1920. 

Los buques desplazaban originariamente unas 30.500 toneladas a plena carga, repartidas en un casco de 181 metros de eslora, 29 de manga y 8’5 de calado. La protección estaba pensada para encarar los ataques de los acorazados brasileños con total garantía, y consistía en una coraza de 280-100 mm. en la cintura, 76 mm. en la cubierta, 238-152 en las casamatas de la batería secundaria, y 305 mm. en las torres, las barbetas y la superestructura. Otro aspecto especialmente cuidado fue el de la velocidad, pues los acorazados se proyectaron para dar sin problemas unos relativamente altos 23 nudos (aunque en pruebas solo alcanzaron 22’5). La disposición de la planta propulsora recordaba mucho a la del acorazados italiano Dante Alighieri, con tres hélices y las cámaras de calderas a proa y a popa de las máquinas, alojadas en el centro, disposición que favorecía amplios sectores de tiro para las torres centrales. 

En cuanto al armamento, a los 12 cañones de 152 mm. y 12 de 152 mm. ya mencionados, se sumaban 16 montajes simples de 102 mm., algunos de los cuales serían suprimidos a lo largo de la carrera operativa de las unidades, además de dos tubos lanzatorpedos de 533 mm. 

 
El Rivadavia, en fase de armamento 

Moreno en dique seco en el New York Shipbuilding Corp.

 

 
El Moreno recién terminado, en el dique seco de los astilleros de Fore River

2. Las modificaciones 
La vida del Moreno y el Rivadavia fue larga sobre el papel, pues hasta 1952 y 1957 siguieron, respectivamente, en las listas oficiales de buques argentinos. No obstante, a finales de los años 40 dejaron de ser unidades de escuadra, siendo empleados para variopintos cometidos, desde almacenes a cuarteles y prisiones flotantes. Aun así, en sus más de 30 años de servicio activo la tecnología naval avanzó mucho. La experiencia de dos guerras mundiales obligó a repasar una y otra vez el concepto del acorazado monocalibre, y no es difícil apreciar hasta tres generaciones de buques de este tipo: los dreadnoughts clásicos (tipos Bellerofon, Jean Bart, Koenig, Gangut, Andrea Doria o Wyoming), los a veces llamados super-dreadnoughts (con mayor artillería, como los Iron Duke, Bayern, Nevada, New Mexico, Fuso o Ise) y los conocidos como “acorazados veloces”, construidos en los años 30 y 40 (los King George V y Vanguard, Richelieu, Vittorio Veneto, Yamato, Nort carolina o South Dakota). Los acorazados argentinos pertenecían a la primera generación, de modo que si se querían mantener más o menos vigentes ante los avances experimentados, resultaban imprescindibles modificaciones y modernizaciones. Además, la gran inversión hecha en ellos obligaba a actualizarlos para amortizar bien su alto costo. 

 
Moreno en configuración original 

Entre 1924 y 1926 ambos buques fueron enviados a los EE.UU. para ponerlos al día tras las enseñanzas de la Gran Guerra y los nuevos hallazgos de la ingeniería militar naval. La modernización no llegó a los extremos de las conversiones hechas a buques más o menos contemporáneos en los años 30, pero sí fue lo bastante intensiva como para dejarlos de nuevo en una posición privilegiada. Las calderas se sustituyeron por otras para adaptar a los acorazados al consumo de petróleo, y la maquinaria fue enteramente recorrida. El armamento sufrió también algunos cambios: los controles de fuego fueron modernizados y nuevas direcciones de tiro se instalaron sobre las torres B y E. Las baterías principal y secundaria no se alteraron, pero 4 de los 16 cañones de 102 mm. se sustituyeron por 4 piezas antiaéreas de 76 mm. El mástil popel se reemplazó por otro trípode, los reflectores se cambiaron, y timones, eje y hélices fueron cuidadosamente revisados. El desplazamiento se elevó a 31.000 toneladas. El aspecto externo de la pareja no cambió demasiado, excepto por los detalles del mástil de popa y los directores de tiro sobre las torres, y seguían siendo a todas luces acorazados de primera generación. Pero la profunda actualización, unida al hecho de que fuesen dos unidades, sirvió para que no cundiese el pánico tras la llegada del Almirante Latorre a Chile. 

Diciembre 2, 1912: ARA Rivadavia en construcción en el Fore River Ship & Engine Co. Quincy, Massachusetts.

Diciembre 2, 1912: ARA Rivadavia en construcción en el Fore River Ship & Engine Co. Quincy, Massachusetts. 

ARA Rivadavia en dique seco a principios de 1913. 

ARA Rivadavia en dique seco a principios de 1913. 

ARA Rivadavia en pruebas de mar a principios de 1913

ARA Rivadavia visto en Rio de Janeiro, Brasil. 8 de Junio de 1918 
El Rivadavia modernizado, con nuevo mástil y direcciones de tiro 
 
Torre de popa del ARA Rivadavia (Foto cortesía de Georg von Rauch)

En 1928 se estudió la posibilidad de incorporarles aviación embarcada. Seis hidroaviones Fairey III fueron comprados para este fin, pero no catapultas ni grúas para su izado, por lo que tal capacidad nunca fue efectiva. También se frustró el plan de modernización de la artillería principal que se barajó el año siguiente. El Gobierno argentino solicitó en Alemania proyectos para el reemplazo de las piezas Bethlehem de 305 mm, y obtuvo hasta tres propuestas: la más sencilla consistía en conservar los cañones pero modificados para disparar proyectiles más pesados y con mayor ángulo de elevación. Otra proponía reemplazarlo por piezas de igual calibre pero de un nuevo modelo. Finalmente, se sugirió la sustitución de los 12 cañones por 6 torres dobles de 356 mm. La falta de presupuesto (pues en esos años se contrataban dos modernos cruceros y tres submarinos en Italia y dos destructores en España) hizo que el armamento principal del Moreno y el Rivadavia no cambiase. 


 

Con esta configuración pasaron los acorazados el resto de su vida. Sólo en 1940, con motivo del nuevo conflicto mundial, se decidió reforzar su protección antiaérea con 4 cañones de 40 mm., en detrimento de 4 piezas más de las originales de 102 mm. Así murieron los dreadnoughts argentinos, sin más alteraciones. Hablemos, para finalizar, de cómo fue su larga vida. 


3. La historia operacional 
La vida del Moreno y el Rivadavia resultó bastante apacible. Navegaron mucho, tal vez no tanto como se hubiera deseado, y con algunos periodos de inactividad total, pero apenas se vieron sumergidos en situaciones bélicas o de tensión. Más bien actuaron como embajadores argentinos por todo el mundo, paseando por distintos puertos el poderío de la ARA.

Las llegadas de los buques a Argentina, en 1914 y 1915, estuvieron caracterizadas por multitudinarios recibimientos. Es un hecho que en sus tres primeros días en Buenos Aires, el Rivadavia fue visitado por más de 45.000 personas, algo que no es de extrañar: es fácil comprender la impresión que podían producir estos leviatanes entre el ciudadano de a pie. Pese a que la Primera Guerra Mundial tuvo por escenario naval a la zona del Cono Sur (batallas de Coronel y de las Malvinas), la neutralidad argentina hizo que los acorazados, componentes de la conocida como “Escuadra de Instrucción”, y después “Primera División” y “División de Acorazados”, no se viesen envueltos en hostilidades. Sin embargo, en 1917 el Rivadavia fue enviado junto al crucero protegido Nueve de Julio a Comodoro Rivadavia para apaciguar con su presencia los ánimos de los obreros de la compañía petrolera estatal, declarados en huelga. Y al año siguiente se encargó de llevar a los EEUU al embajador argentino, a quien desembarcó en Hampton Roads. Mientras el Moreno era empleado principalmente en maniobras de la escuadra, el Rivadavia era el encargado de mostrar la bandera en celebraciones y visitas de cortesía. Así, a finales de 1920 bordeó el Cabo de Hornos con motivo de la conmemoración del descubrimiento del Estrecho de Magallanes, visitó Valparaíso el día 2 de diciembre y el 27 participó en una multitudinaria revista naval.
Entre 1920 y la modernización de 1924-1926 en Boston, los acorazados navegaron muy poco, apenas salieron de Puerto Belgrano y mantuvieron sus dotaciones reducidas. Ya de regreso, las navegaciones se pudieron reanudar y entre 1926 y 1936 realizaron diversos cruceros de instrucción por el Atlántico Sur y Central, alternando periodos de actividad con periodos de inmovilización. El Rivadavia protagonizó nuevas visitas de cortesía en de 1937, que le llevaron a Valparaíso y al Callao, mientras que el Moreno se utilizaba como buque insignia de la escuadra. En abril ambos buques fueron enviados a Europa. Partiendo simultáneamente de Puerto Belgrano, el Rivadavia recaló en Brest, en visita oficial a Francia, en tanto que el Moreno representó a Argentina en la revista celebrada en Spithead con motivo de la coronación del rey Jorge VI. Los acorazados se reunieron en Brest, y de ahí pusieron rumbo a Alemania: el Rivadavia visitó Wilhelmshaven y el Moreno Hamburgo. Este periplo europeo fue el mayor que la pareja realizó en su vida operativa.


Representación argentina en Portsmouth 

La Segunda Guerra Mundial truncó la carrera diplomática de los acorazados: sólo un viaje a Río de Janeiro pudo realizar el Rivadavia antes de su estallido. Al igual que en la primera contienda, la guerra no tardó en llegar a aguas americanas, y conocido por todos es el episodio de la persecución y hundimiento del Graff Spee, durante el cual Argentina no hizo valer su neutralidad. No obstante, sus simpatías pro-alemanas aconsejaban a la marina de guerra no pasear en exceso a sus buques, de modo que hasta 1945 los acorazados no realizaron servicio activo. Poco navegarían los buques tras la guerra. El Rivadavia dejó de hacerlo en 1947, tras un largo crucero por Brasil, Venezuela, Trinidad y Tobago y Colombia, y el Moreno en 1948, tras asistir a la ceremonia de investidura del presidente chileno González Videla, con motivo de la cual se organizó una revista naval en Valparaíso. El Moreno encabezó la delegación argentina, seguido de los cruceros Veinticinco de Mayo y Almirante Brown, y 7 destructores. Mencionemos la presencia del monstruoso acorazado estadounidense Winsconsin en los actos.

Ambas unidades quedaron arrumbadas en el muelle de acorazados de la base naval de Puerto Belgrano, con dotaciones al mínimo, y empleados para distintos cometidos (depósitos, cuarteles y alojamientos, y prisiones). El Rivadavia se desarmó y se dio de baja oficialmente en 1952, aunque hasta 1957 su casco no fue vendido para desguace a la empresa genovesa Azienda Ricupiere e Demolizione Marítima. Partió a Italia en 1959. Por su parte, el Moreno se desarmó y tachó de las listas en 1956. Su destino fue el mismo que el de su gemelo, sólo que en su caso fue una empresa nipona la que lo adquirió para su desguace en Japón. Con el dinero obtenido de los restos de la era de los acorazados, Argentina se dotó de los fondos necesarios para entrar en otra era, la de los portaaviones, mediante la adquisición del HMS Warrior en 1958, flamante ARA V-1 Independencia. En la estructura de la Escuadra, los dos cruceros del tipo Brooklyn, Nueve de Julio y Diecisiete de Octubre, ocupaban el lugar de los acorazados como buques de línea.

 
4. El escenario sudamericano de acorazados
El Rivadavia y el Moreno siguen siendo, a día de hoy, los mayores buques de guerra construidos en los EE.UU. para una nación extranjera, y es necesario transportarnos a comienzos de siglo para entender el impacto que supuso en Gran Bretaña, y también en Alemania y Francia, el ver que la joven nación americana no sólo se había arrojado a la carrera de la construcción de acorazados, sino que también estaba dispuesta a exportarlos. El 27 de agosto de 1914 era oficialmente entregado el Rivadavia, y el 26 de febrero del año siguiente el Moreno. Por tanto, no fueron más de 4 años lo que tardó en disiparse la hegemonía naval brasileña en Sudamérica. Con la entrada en servicio de los dreadnoughts, la espina dorsal de la flota argentina dejaron de ser los cruceros acorazados de la clase Garibaldi. El Moreno y el Rivadavia eran el más contundente argumento contra el Minas Gerais y el Sao Paulo, en tanto que los cuatro Garibaldi constituían una fuerza suficiente para poner fuera de combate a cualquier tipo de amenaza chilena, pues, aún sin submarinos y con los dos pre-dreadnoughts gestionados y cancelados a inicios de la centuria a causa de los Pactos de Mayo, el poder naval del país vecino se reducía al viejo acorazado multicalibre Capitán Prat, los cruceros acorazados Esmeralda y O’Higgins (artillería de 203 mm. contra la de 254 de los cruceros argentinos) y unos pocos cruceros protegidos de características no superiores a los homólogos de los que ya disponía Argentina. La pelota, por tanto, estaba sobre el tejado chileno. De ahí el Latorre y el frustrado Cochrane, magníficas unidades de las que ahora no toca hablar. El blindaje de los acorazados argentinos era superior al del Latorre y su artillería de 305mm de los ARA Rivadavia y ARA Moreno poseia mayor alcanxce (24,9 km) que la del unico acorazado chileno. Por otra parte, la disposición del blindaje de los acorazados argentinos era prácticamente idéntica a los acorazados alemanes que tan buen papel jugaron en la batalla de Jutlandia, y que la del Latorre más se asemejaba a los de los acorazados ingleses que en esa célebre batalla naval volaban por los aires como castilllos de naipes.

En el caso preciso de haber sido efectiva la modificación del armamento principal, pasado de los 305 mm a los 356 mm, estos acorazados con esas nuevas piezas serían super-dreadnought. Uno se puede imaginar el alboroto que hubiese provocado en Chile con la pareja de acorazados argentinos con cañones de 356 mm, ya que el Latorre fue, en teoría, diseñado para resistir proyectiles de 305 mm a cierta distancia, pero con eso 356 mm hubiese cambiado todo el panorama, quizas Chile no hubiese tenido nada como contrarrestar eso.

De todos modos, con cañones de 356 mm. los acorazados argentinos se alejarían, evidentemente, de los de la generación del Minas Gerais, el Colossus, el Neptune, el Bellerophon, el Delaware o el Arkansas para acercarse más a super-dreadnoughts como los New York, Nevada, Orion o King George V. Si el argumento del Latorre para contrarrestarlos en su versión original era jugar a ampliar distancias y aprovechar el mayor alcance de sus cañones, la situación hubiese sido bien distinto de haberse realizado la propuesta alemana de conversión.

Creo que se hizo bien en descartarla, ya que los dos buques, tras la modernización de los años 20, sobraban para anular a los Minas Gerais y eran suficientes para mantener un equilibrio psicológico con el Latorre. A cambio, Argentina invirtió en la creación de su fuerza submarina, en tres modernos cruceros de los que antes hablamos, y en una docena de destructores, que fueron una mejor inversión a todas luces.

No sé cómo habría sido el impacto en Chile si se hubieran reartillado los Rivadavia. Pero no hubiera sido muy distinta a la que debió ocurrir cuando Argentina se armaba navalmente en los años 30 mientras que Chile debía confiar en sus adquisiciones de los años 20 (el Latorre, los 3 submarinos Oberon, y los destructores tipo Videla o Aldea -no sé cómo suelen ser denominados en Chile los de este modelo-). 

Por último, a la pregunta de cómo hubiera podido contrarrestar Chile a la fuerza de superficie argentina, pues es complicado. Asumo que, por muy poderoso que fuese, el Latorre no era ubicuo, y era uno solo, mientras que Argentina podía desplegar por el Pacífico, en caso de guerra, 5 unidades mayores de tipo acorazado o crucero, y no contamos destructores. Así que Chile tendría que haber confiado en sus submarinos. De ellos, asumamos que los 6 Holland eran tipos costeros y no concebidos para cacerías en alta mar, así que nos quedan 3 Tipo O, muy buenos, plenamente oceánicos, pero sólo 3.

¿Qué blindaje llevaban las cubiertas de los acorazados argentinos y el chileno? Los argentinos llevaban un blindaje de cubierta de 38mm a 76mm de espesor, al igual que los clase California de la US Navy, el Latorre llevaba un blindaje de 25 a 102 mm en cubierta. Esto quiere decir que cualquier proyectil de 152 mm y mayor perforaba las cubiertas de ambos tipos de acorazados: pues eran buques que habían sido diseñados antes de la Primera Guerra Mundial. Cualquier proyectil que cayera de plomo (plunging fire) penetraría esas cubiertas. Sumemos esto a una ineludible comparación económica: en la década del 1920-40 la Argentina se hallaba en una posición económica muy superior a la de Chile, lo que se podía advertir en el equipo de las FF.AA,, y más importante en la maniobras y ejercicios navales.


Ambos buques podrían penetrar la coraza del posible contrincante -los buques argentinos lo podian hacer a mayores distancias, y a un ritmo cíclico superior y podían soportar el castigo mejor que el Latorre. El blindaje de los ARA Rivadavia: cinturón, que cubría todas las parte vitales: de 203 a 279mm, la torre de mando tenía 305mm, la artillería era de 234mm a 305 mm. Por otro lado el ACh Latorre tenía un cinturón blindado de 102 a 254mm, la torre de mando con 279mm y la artillería era de 254 mm/152 mm. 

5. Conclusión
Los acorazados Moreno y Rivadavia son buques muy especialmente recordados en Argentina dado que en su momento fueron unidades temibles y modernas, de una actualidad y potencia semejantes a las que engrosaban las listas de las grandes naciones marítimas del mundo. Siguen representando una de las mejores épocas de la ARA en términos de equipamiento y poder de fuego, dándole a la ARA un capacidad de proyección estratégica que solo volvería a tener con la incorporación de los portaaviones ARA "Independencia" (V-1) y más aún cuando ingresó al servicio el ARA "25 de Mayo" con sus aviones a reacción de ataque. El ARA Rivadavia y el ARA Moreno son hoy memoria en el tiempo, palabras que evocan buques grandiosos, con la majestuosidad propia de los barcos de antaño, los de la caballerosa era en la que las batallas se resolvían con el noble cañón a vista del contrincante.




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sábado, 26 de diciembre de 2015

Potaaviones Independencia.

ARA: Portaaviones V-1 "Independencia"

El portaaviones V-1 "ARA Independencia" 

 
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Los estudios preliminares de la adquisición
En 1953 se inicio un serio estudio, tendiente a lograr un portaaviones para la Flota de Mar. Un de los proyectos consistia en la transformación de un buque de la F.A.N.U., tipo C3A-A1 (el "Artillero"),el cual a un costo de $m/n 20 millones se pensaba volverlo a su anterior estado, ya que había sido un portaviones de escolta de la armada británica. Otro proyecto era el transformar uno de los cruceros tipo "Almirante Brown" en portaaviones. Los trabajos se realizarían en AFNE. Por problemas financieros, los proyectos no pasaron de tales" 

El interés de la ARA en adquirir una nave portaaviones, sin embargo se remonta al año 1938. Entre una serie de sumamente detalladas noticias aeronáuticas concernientes a nuestro país que contiene un reporte de la embajada de los EEUU en Buenos Aires , fechado 3 de Septiembre de 1938 hallamos la siguiente : 

" Varios pilotos navales han declarado que el Almirante Scasso había expresado la esperanza de que podría adquirirse un portaaviones para la marina de guerra. Se entiende que no existen prospectos inmediatos de proveer tal tipo de nave, pero se porta que la información es indicativa de las tendencias al respecto". (1) 



Estos deseos no se habrían de materializar, como es de dominio publico, algo demostrado en el hecho de que cuando en 1940 el Congreso apropia $ m/n 1000 millones para acrecentar el potencial del país, entre las naves requeridas se hallaban dos acorazados, pero no se hace ya mencion del portaaviones. Debemos señalar que dada la situación internacional prevaleciente, era poco probable que esta parte del programa de re-equipamiento pudiera haberse cumplido. Recien en 1947 hallamos evidencias del renovado deseo, por parte de la ARA, de obtener un portaaviones. En una carta fechada 20 de Diciembre de 1946, W.H. Collin, Vice-Presidente de la División Astilleros de la Betlehem Steel Company informa al Secretario de Estado de los EEUU que la firma que él representa ha recibido una invitación del gobierno argentino para someter propuestas para la construcción de un portaaviones escolta, un crucero liviano, cuatro destructores, 3 submarinos, un buque-taller, un petrolero y un transporte de tropas para la ARA. 

En una carta fechada 9 de Enero de 1947, el Secretario de Estado informa a Collins que el gobierno de los EEUU ha estudiado detenidamente esta propuesta, y que "por el presente, la política del gobierno de los EEUU es la de no proveer armas, armamentos o buque de guerra a un número de gobiernos extranjeros, inclusive el de la Argentina, y que en vista a dicha política, el Departamento de Estado no otorgaría una licencia de exportación, en caso de que estos buques sean construidos en los EEUU". (2) 

Las relaciones diplomáticas entre los EEUU y la República Argentina mejorarían en años venideros, de tal forma que en 1950 el gobierno argentino cursa la siguiente nota al embajador norteamericano en Buenos Aires: 

Ministerio de Relaciones Exteriores No. 369-Año del Libertador General San Martín, Buenos Aires, 23 de Febrero de 1950. 


Señor Embajador: 
Tengo el agrado de dirigirme a Vuestra Excelencia con el objeto de llevar a su conocimiento que el gobierno argentino desea modernizar el material de que dispone la Marina de Guerra Nacional. Con este motívo, me complazco en solicitar de Vuestra Excelencia quiera tomar a bien transmitir al Departamento de Estado el pedido que oficialmente se formula por la presente, para que, en virtúd de lo dispuesto en la "Ley de ayuda para la defensa mutua de 1949", y teniendo en cuenta lo consignado por la Resolución Pública No.82 del 15 de Junio de 1940 , se considere la posibilidad de transferir elementos de la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América a la Marina de Guerra de la República Argentina. La solicitud que se se formula tiene fundamentalmente en cuenta la necesidad de atender al alistamiento de las fuerzas navales de este país para colaborar en la defensa continental, en cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados americanos. Por otra parte, me es grato señalar a la consideración de Vuestra Excelencia que han decidido a este gobierno a efectuar esta gestión diversas comunicaciones de la Marina de Guerra estadounidense que por varios conductos se han hecho llegar, que indican la oportunidad de concretar en forma oficial las necesidades de la Armada Nacional para lograr el objetivo enunciado. Los estudios que al respecto se han realizado han permitido llegar a la conclusión de que es necesario incorporar a la Marina argentina los elementos adecuados para adiestrar al personal que constituíra el núcleo de las fuerzas necesarias en tiempo de guerra, capacitadas para la defensa de los intereses nacionales en el mar y en el concepto de que la Repüblica, en el orden naval, colaborará en la medida de sus posibilidades en la defensa del continente, en la que le correponderán tareas de importancia 
Los elementos en cuestión son : 
1( un) Portaaviones Escolta, con su dotación de aviones y re3mplazos 3 (tres) Cruceros ( un Crucero pesado y dos livianos, o dos Cruceros pesados y uno liviano) 5 a 7 (cinco a siete) Destructores Escolta 8 1 10 (ocho a diez) Destructores tipo Flota 2 (dos) submarinos de entrenamiento 
La lista precedente ha sido confeccionada tomando en cuenta la capacidad normal de absorción, fundada en la disponibilidad de personal técnicamente apto, la capacidad de mantenimiento y reparaciones, el esfuerzo financiero admisible y la relación entre los requerimientos en tiempo de guerra y los nucleos adiestrados en tiempo de paz. 
A esta relación se agregan los elementos complementarios tales como : equipos para montar los centros de adiestramiento correspondientes al material que se incorpora, radar, detectores y redes anti-submarinas, equipos para la lucha anti-submarina, equipos para la lucha anti-minas, etc. y en especial todo lo relativo a la aviación naval. 
A medida que se incorporen las unidades mencionadas es propósito de las autoridades navales pasar a desarme los buques correspondientes que actualmente estan en servicio en la Marina argentina, de manera que los elementos incorporados signifiquen una modernización y no un aumento del poder naval del país. 
He de agradecer a Vuestra Excelencia, que teniendo en cuenta la razones de oportunidad a que se ha hecho referencia anteriormente, quiera tener a bien hacer conocer a la brevedad posible al Departamento de Estado las necesidades arriba expuestas, dejando para más adelante las listas detalladas, el escalonamiento en tiempo de las transferencias y su financiación. 
Dios Guarde a Vuestra Excelencia 
Hipolito J. Paz Ministro de Relaciones Exteriores y Culto 


A Su Excelencia el señor Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de los Estados unidos de América, D. Stanton Griffis. 

Un despacho de la embajada norteamericana en Buenos Aires al Departamento de Estado clarificaba la situación : 


" Adjunto (hallaran ) el texto y traducción sumaria de la Nota No. 359 del Ministerio de Relaciones Exteriores, recibido hoy en día, referente al deseo de la marina de guerra argentina de obtener varios buques y equipos complementarios. La Argentina no ha ratificado el Pacto de Río y comprendiendo que ese país, por lo tanto puede no ser elegible a obtener equipo bajo las provisiones del Acta de Defensa Mutua de 1949, la nota hace referencia a nuestra Resolución Publica No.83 del 15 de Junio de 1940, bajo la cual el equipo deseado puede ser obtenido. 
Tengo entendido que el jefe de nuestro grupo de consejeros navales y el Agregado Naval han comunicado directamente a su departamento la ansiedad de la marina de guerra argentina de no ser excluida cuando buques y otros materiales sean asignados las repúblicas americanas " (3) 

El Congreso argentino ratificó el Pacto de Defensa de Río de Janeiro el 28 de Junio, tres días después de haber estallado la guerra de Corea. Debemos preguntarnos que curso dieron las autoridades norteamericanas al substancial pedido de unidades navales por parte de la cancillería argentina. Ante la ausencia de documentos que puedan afirmar o contradecirnos, los EEUU acordaron vender dos cruceros livianos de la clase "Brooklyn" a tres países sudamericanos; Argentina, Brasil y Chile, cada uno de los cuales pudo de esta manera adquirir dos unidades . Como es de dominio público, aquellas naves asignadas a la Argentina fueron el ex-U.S.S. Phoenix (CL 46) que en nuestra armada se convertiría en el "17 de Octubre", y más luego en el "General Belgrano", y U.S.S. Boise (CL 47). que seria bautizado "Nueve de Julio" al afirmarse el pabellón argentino el 12 de Abril de 1951. (4) 


Recién en 1955 , hallamos nueva referencias al requerimiento de un portaaviones por parte de la ARA. El 27 de octubre de ese año, nuestro embajador en Washington envía una nota a John Foster Dulles, Secretario de Estado en la que expresa : 

Señor Secretario : Tengo el honor de informarle que mi gobierno desea adquirir un portaviones (CV.L. ) y aviones correspondientes. Es de esperar que la operación deba ser similar an su forma a aquella bajo la cual se adquirieron el ex-USS "Boise" y el ex-U.S.S. ""Phoenix" .Demas que decir que no hallamos respuesta alguna a dicha nota en las cajas de correspondencia diplómatica que se encuentran en los Archivos Nacionales de Washington (5 ) 

.Sin embargo, en una nota fechada 7 de Febrero de 1957, hallamos un pedido efectuado por el Embajador argentino en Washington Dr. Adolfo A. Vicchi: 

"1-El embajador indicó que deseaba referirse nuevamente al tema del portaaviones. Han recibido una oferta firme de parte de los británicos, agrego por la venta a la Argentina de un portaaviones de la clase "Magnificent". Esto, sin embargo seria costoso y la marina de guerra argentina quisiera proponer que los EEUU consideren las posibilidades de proveer un pequeño portaaviones de escolta de la clase "Sicily". Este sería utilizado solamente para funciones de entrenamiento. La marina argentina considera que en para poder desarrollar su capacidad anti-submarina , debería entrenar y preparar a su personal en buques de este tipo. Si dicho buque puede ser obtenido en los EEUU, sería de gran valor para ambos, la Argentina y la defensa del hemisferio. 

Mr. Rubottom dijo que no veía posibilidad alguna de que los EEUU modificaran su política ya establecida en estos asuntos. El embajador agrego que había sido instruido a presentar ese pedido y pidió que los EEUU lo considerasen. Mr. Rubottom prometió así hacerlo " En una reunión posterior, que tuvo lugar el 19 de Marzo, Rubottom manifestó al Embajador Vicchi que " en lo referente al tema del portaaviones, no había posibilidad alguna de facilitar una nave de este tipo a la Argentina. ( 6) 

El próximo documento que hallamos, es un telegrama de la embajada norteamericana en Buenos Aires fechado 1 de Marzo de ese año: 

" El Ministerio de Marina argentino anunció oficialmente el 28 de Febrero que había vendido los acorazados " Moreno " y Rivadavia, asi como el guardacostas "Pueyrredón"....El Ministerio de Marina agregó que dichos buques serian reducidos a chatarra, y que consideraba el momento oportuno, debido al alto precio (prevalente en el mercado) por dicha chatarra". (7) 

No es necesario agregar que el precio de dichas ventas fue utilizado para adquirir al ex-H.M.S. "Warrior", de la armada inglesa, que se convertiría en el A.R.A. "Independencia", nuestro primer portaaviones. Las tratativas para la adquisición de esta unidad se iniciaron en 1957, y por decreto del 16 de Septiembre de 1958 se convalida su compra, satisfaciendo así a un justo requerimiento por parte de nuestra armada. 




La entrada en servicio
El 4 de julio de 1958, durante la presidencia del doctor Arturo Frondizi, se anunció la adquisición del portaaviones "HMS Warrior", de la Armada Real británica, que el año anterior había visitado Buenos Aires (7).
Según un matutino porteño, tal anuncio "provocó que se observara, frente a las pizarras de los diarios, a numerosos grupos de personas que comentaban animadamente la noticia. Estos grupos se renovaron durante el resto de la jornada, suscitándose comentarios que en ciertos momentos cobraron animación. Igualmente, en las calles más transitadas, como Florida, Corrientes y Lavalle, se formaron infinidad de grupos de personas que expresaban sus opiniones, originándose, de esta forma, un verdadero debate público sobre la medida adoptada y la incorporación de un nuevo tipo de buque a la Armada".
Tales eran, entonces, las inquietudes de la población en los hoy ignorados temas de defensa. La compra de este tipo de unidad había sido motivo de discusiones durante algún tiempo y su incorporación significó un evento trascendente para la Armada, porque se trataba de una nave distinta, que requería adquirir nuevos conocimientos e implementar adiestramientos específicos de este tipo de buque.
Al comandante designado, capitán de navío Carlos Sánchez Sañudo, se le encomendó la tarea de alistarlo y traerlo en un plazo de tres meses, con una dotación reducida de 300 hombres, incluidos conscriptos. Tales condiciones provocaron distintos grados de descreimiento; en particular, por parte de oficiales británicos, que afirmaban que, para ellos, semejante tarea les insumiría no menos de seis meses, con una dotación de mil hombres previamente instruidos en centros de adiestramiento terrestres.
Con el apoyo de personal de la Armada Real, el alistamiento comenzó el 30 de septiembre de 1958, con el arribo del grueso de la dotación en el transporte "ARA Bahía Buen Suceso". Previamente, se habían adelantado el comandante, con el jefe de Ingeniería y cinco tenientes, con el fin de establecer los lineamientos para encarar la compleja tarea del alistamiento y asegurar su posterior operación en aguas argentinas.




Han transcurridos cincuenta años desde el 4 de noviembre de 1958, cuando se interrumpieron las tareas para dar lugar a un hecho trascendente en el historial del portaaviones; ese día, al izarse el pabellón nacional, dejaba de ser el "HMS Warrior" para pasar a ser el "ARA Independencia".
La ceremonia se ajustó a lo establecido en el protocolo naval, con la asistencia del embajador argentino, contralmirante Teodoro Hartung; el agregado naval, un representante del Almirantazgo británico, autoridades del arsenal (H. M. Dockyard) de Portsmouth y 220 invitados especiales.
Al día siguiente, la prensa argentina informaba del desarrollo de la ceremonia, así como del contenido de los discursos del embajador, el agregado naval y el capitán Sánchez Sañudo, en los que se puso de relieve el apoyo del personal de la Armada Real.
El alistamiento del "ARA Independencia" terminó el 8 de diciembre. Habían transcurrido 69 días desde el arribo del grueso de la reducida dotación; esa jornada, la nave zarpó para una navegación de prueba, que resultó satisfactoria, tras lo cual, el día 10, partió rumbo a la Argentina, para arribar a Puerto Belgrano el 30 de diciembre.




Realizadas las reparaciones y reacondicionamientos faltantes en los talleres de la Base Naval Puerto Belgrano, zarpó, el 3 de junio de 1959, rumbo a golfo Nuevo, donde, el día 8, tuvo lugar el primer anavizaje y consiguiente enganche, protagonizado por un NA 301, maniobra que fue repetida posteriormente por un Corsair. A partir de entonces, pasaron a ser casi rutina las operaciones de vuelo.
Durante su vida útil, tuvieron lugar hitos trascendentes: el 3 de septiembre de ese año, tuvo lugar el primer anavizaje nocturno; el 6 de diciembre, el primer lanzamiento de un Corsair mediante catapulta; el 23 de abril de 1962, el anavizaje del primer bimotor Grumman Tracker antisubmarino y, en agosto del año siguiente, el del primer avión a reacción, un Grumman Panther.
Estos eventos importantes entonces no lo son en portaaviones modernos, que cuentan con medios que evitan el elevado porcentaje de accidentes que tenían lugar durante las operaciones de vuelo en las naves del pasado y que, durante la II Guerra Mundial llegaron a superar las pérdidas originadas por operaciones de combate. Porcentaje que, en el "Independencia", se redujo a un mínimo.
El "Independencia" sirvió en la Armada en los siguientes diez años. En noviembre de 1967, tuvo lugar el anavizaje Nº 5.000, protagonizado por un bimotor Grumman Tracker, y una máquina similar despegó por última vez de su cubierta de vuelo en diciembre de 1968.
El arribo del "ARA 25 de Mayo", ex "Karel Dorman", ex "HMS Venerable", adquirido a la marina holandesa, significó su pasaje a reserva, para ser finalmente desguazado, a partir de 1971.
Al "Independencia" quizá le cabe lo que, hace muchos años, se dijo de la casa de Tucumán en la que tuvo lugar el acontecimiento histórico que dio nombre a ese buque: "Costó poco y sirvió de mucho".


Características
Desplazamiento estándar: 14.000 toneladas.
Con carga completa: 19.000 toneladas.
Eslora máxima: 212 m.
Manga en flotación: 24,4 m.
Manga máxima: 34,3 m.
Aeronaves embarcadas: 35 aviones.
Una catapulta.
Dos ascensores.

Propulsión: dos ejes accionados por turbinas de vapor.
Velocidad: 24,5 nudos.
Dotación: De 1.070 a 1.300 tripulantes.


 Foto G. von Rauch, 1969


Fotos Arcbivo General de la Nacion via G.von Rauch, 1980 -Tira con negativos reproducidos por el Sgto (USAF) Wojick enviadas a Juan Araez Cerda Abril, 1988-

ARA Independencia en el puerto de Buenos Aires


En esta imagen se aprecia el famoso caza-bombardero Corsair veteranos de la Segunda Guerra Mundial en el frente japonés.

Linea de vuelo de los Corsair (Corsarios o tambien conocidos como aves negras) de la fuerza aeronaval Argentina.

Tripulación del ARA Independencia en 1960

 El ARA Independencia frente a la costa de Río Negro



Notas 

(1) Documento No. 835.796./90, 2 de Septiembre de 1938 Embajada de los EEUU de Norteamerica en Buenos Aires al Departamento de Estado en Washington 
(2) Documento No 835.34/4-3047, 9 de Enero de 1947, Secretario de Estado a Mr. W.H. collins, Presidente de la División Astilleros de la Bethlehem Steel Co 
(3) Hipolito J. Paz, Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, en nota no. 359, fechada el 23 de Febrero de 1950 a Stanton Griffis, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de los Estados Unidos de América en Buenos Aires Documento No. telegrama No. 337, 1 de Marzo de 1950 de la embajada nortemericana en Buenos Aires al Departamento de Estado 
(4) Arguindeguy , Pablo. E. , Apuntes Sobre los Buques de la Armada Argentina ( Comando en Jefe de la Armada, C Secretaria General Naval, Departamento de Estudios Historicos Navales, Serie B, Historia Naval Argentina, vols. 1-8 ,Buenos Aires, 1972), ) : V, ; 3050-52, 3064 el Clte. Pablo. E. Arguindeguy 
(5) Documento 735.5 MSP/10-2755 Fernando García Olano, Chargé d Affaires, Embajada Argentina en Washington D.C., al Secretario de Estado. Mr. John Foster Dulles 
(6) Documento No. 735.562/2/-757 Memorandum de Conversación, Departamento de Estado, 7 de Febrero de 1957, En Otro Memorandum, documento 735.56/2-1 fechado 19 de Marzo de 1957.

(7) Clte. (R) Eugenio Luis Bezzola fue primer jefe de Electrónica del "ARA Independencia" FUENTE.