Consecuentemente, personal del Medio Ambiente comenzó a trabajar en el lugar para determinar la peligrosidad de la sustancia en llamas.
Luego se determinó que la sustancia era un insecticida que se utilizaba para tratar semillas.
Javier Corcuera, titular de la Agencia de Protección Ambiental del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, dijo que el mal olor “no es tóxico”.
Sin embargo, las autoridades recomendaron cerrar ventanas, cubrirse la cara para no aspirar la sustancia y tratar de no salir de los domicilios.
Ante la incertidumbre de un primer momento, el edificio Cóndor fue evacuado y la bajada de Castillo de la autopista Illia fue cerrada. El ferrocarril Mitre tuvo su servicio restringido y no llegaba a Retiro. La línea C de subtes estuvo suspendida.
Los subtes y trenes preventivamente no llegaban a Retiro o al Bajo. En Aeroparque hubo demoras en todos los vuelos.
El olor llegó a los barrios de Recoleta, Almagro, Congreso, Balvanera, Constitución y Retiro.
Ante cualquier urgencia, el Gobierno de la Ciudad dispuso la línea 107.