Fue sometido a una radiografía de tórax en el aeropuerto por la desconfiada mirada de los inspectores, que dudaban de que su traza congeniara con la del resto. Sin embargo, sí, Sergio formó parte de la comitiva luego de que la Secretaría General de la Presidencia de la Nación accediera al pedido de miembros de la Iglesia de Buenos Aires.
Se trata de un vecino de Villa Fiorito, cartonero e integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), quien participó por cinco años consecutivos de las misas que el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio celebró en la Plaza de Constitución bajo el lema “por una sociedad sin esclavos ni excluidos”.
En una entrevista concedida a un canal de TV local antes del ataque a la Catedral de Posadas, su párroco, el cura Alberto Barros, dijo que "hace mucho tiempo que venimos dialogando de manera fluida con algunas de las mujeres que están en el equipo organizador" (del Encuentro que acaba de finalizar escandalosa y blasfemamente)
No obstante la fluidez de ese diálogo y del hecho de que"charlamos con las chicas de la organización del evento, y ellas se comprometieron a que la marcha no pase por la Catedral sino por otro circuito de modo que las violentas queden aisladas", el párroco suspendió las misas de la tarde del Sábado y del Domingo y el final fue el que todos sabemos.
"Conozco mucha gente de acá que está en la militancia de género, mujeres que están en el colectivo contra la violencia contra la mujer, en distintos grupos y hemos tenido siempre diálogos muy tranquilos, debates muy respetuosos".
"Nos reunimos en ATE (con las que preparaban el encuentro) más de una vez, el obispo estuvo en una de esas reuniones. Compartimos esto, que se puede disentir, discutir en un clima de paz y que entre todas las partes pongamos nuestra buena voluntad para achicar lo más posible la posibilidad de un enfrentamiento... el obispo fue para que le explicaran cómo era la cosa, fue un lindo diálogo entre mate y mate, nadie fue con ánimo de querer imponer nada al otro".
El padre Barros quiere diferenciar entre las abortistas violentas que fueron a Posadas desde otras ciudades, y las abortistas "no violentas" locales con las que él dialoga seguido (al cohete pues no las convirtió), cuando esa diferenciación es inadmisible. El aborto, pecado abominable que clama al cielo, es la máxima violencia y ningún abortista puede ser pacífico como él pretende.
Vean en el video de abajo, cuán pacíficas son las mentirosas "amigas" rojas del padre Alberto Barros:
Las Rojas, abortistas y mentirosas
Las verdades del Dr. Pedro Andereggen
La Corte falló en abstracto y sus fallos no son obligatorios porque es derecho común sobre el que no tiene función casatoria. La Constitución otorga la aplicación de las leyes a los tribunales ordinarios de las Provincias y a los Jueces de la Nación; quienes tienen la facultad y el deber de fallar según su conciencia.
Las mentiras de las Rojas (furiosas)
Las ONG providas y "agentes de la Iglesia" (un sacerdote) intentaron amedrentar a la mujer para que no aborte.
Los que se oponen a este aborto están a favor de los proxenetas y violadores. Esta mujer ha sido víctima de violación sistemática (el fallo dice que no consta en el expediente). El capellán del hospital la ha llamado para "amedrentarla" para que no se haga el aborto, y se ha movilizado para escrachar la casa de esta mujer (mentirosa vergonzante). Las mujeres que venimos del Encuentro de mujeres de Posadas nos movilizaremos para exigir al Gobierno el aborto legal, seguro y gratuito.
Parece ser que el diálogo con el padre Ramón Barros no les ha servido de mucho. ¿No lo cree así estimado lector?
Por si hace falta ver algo más
(P. Barros, Ud. no puede caminar con esta gente ni con los amigos de esta gente)
Métodos masónicos: Así como los masones rodean al cófrade que se está muriendo, para evitar que desfallezca y llame a un confesor o, para impedirlo en caso de que lo haga, estas Rojas pretenden hacer guardia a la puerta de la embarazada, para impedir que un sacerdote "amedrentador" pueda persuadirla de dar vida a su hijo. Diabólicas pagadas con dinero público.