martes, 28 de febrero de 2012

La Bandera de mi Patria es Madre de Banderas, porque mi Patria es Madre de Patrias.



 El 13 de febrero de 1812, el General Manuel Belgrano propone a las autoridades del Triunvirato ‘la creación de una escarapela, para ser utilizada por los soldados’ y se diferencien de los españoles.
El 18 de febrero, el Gobierno aprobó el uso de la escarapela blanca y celeste, decretando: “Sea la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste…”
Belgrano, entusiasmado con la aprobación del distintivo  patrio, diseña una bandera con los mismos colores, y la enarbola  por primera vez, el 27 de febrero,  en Rosario, a orillas del río Paraná.
En ese lugar, los soldados  de   las baterías ‘Libertad’ e ‘Independencia’ juran su lealtad al símbolo patrio.
Manuel Belgrano, por medio de una carta le comunica al Gobierno sobre el juramento a la Bandera Nacional, pero las autoridades del Triunvirato le contestan que ‘disimulara y ocultara la nueva bandera y que, en su lugar, pusiese la que se usaba entonces en la Capital’.
Pero Belgrano ya marchaba con su Ejército del Norte, y no se enteró del rechazo del Gobierno a la nueva bandera.
El 25 de mayo, el entonces General en jefe Manuel  Belgrano movilizó sus tropas hacia Humahuaca y  en San Salvador de Jujuy, enarboló la bandera en los balcones del Ayuntamiento, en vez del estandarte real que presidía las festividades públicas. Allí, la Bandera Argentina fue bendecida por primera vez.
El 27 de junio, el Triunvirato le ordena nuevamente a Belgrano que ‘guardara la bandera y le recriminó su desobediencia’.
El 18 de julio, el General le responde  que “así lo haría, diciendo a los soldados que se guardaría la enseña para el día de una gran victoria”.
Mi Bandera (Marcha)
Aquí está la bandera idolatrada,
la enseña que Belgrano nos legó,
cuando triste la Patria esclavizada
con valor sus vínculos rompió.
Aquí está la bandera esplendorosa
que al mundo con sus triunfos admiró,
cuando altiva en la lucha y victoriosa
la cima de los Andes escaló.
Aquí está la bandera que un día
en la batalla tremoló triunfal
y, llena de orgullo y bizarría,
a San Lorenzo se dirigió inmortal.
Aquí está, como el cielo refulgente,
ostentando sublime majestad,
después de haber cruzado el Continente,
exclamando a su paso: ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad!
Letra: Juan Chassaing
Música: Juan Imbroisi

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