miércoles, 15 de enero de 2014

El teniente Echegaray.

Carta del Capitán de Marina Mercante Fernando Morales a Echegaray, que egresó del Liceo Naval y prestó servicios en la Armada

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No sabía que Echegaray es egresado del Liceo Naval Almirante Brown y que prestó servicios efectivos en la Armada, alcanzando el grado de Teniente de Corbeta. Lo que sigue es parte de una carta pública que el Capitán Fernando Morales le dirigió a Echegaray con motivo de su viaje a Brasil. El autor es capitán de la Marina Mercante, Capitán de Fragata de la Reserva Naval y Veterano de Malvinas. Vale la pena reflexionar en la diferencia que hace entre “lo que se quiere hacer”, “lo que se puede hacer” y “lo que se debe hacer”. Nos recuerda que “No corresponde hacer lo que se quiere o lo que se puede, sino intentar, por todo lo medios, hacer lo que se debe”. Vale la pena.
“Sin juzgar -por no estar capacitado para ello- los resultados de la gestión del teniente Echegaray al frente de la agencia recaudatoria nacional, ni mucho menos intentar indagar si posee los recursos económicos para realizar sus particulares festejos de fin de año rodeado de familiares y empresarios (doy por descontado que podrá justificar hasta el último centavo de sus gastos), me quiero permitir reflexionar sobre todo aquello que al parecer no aprendió del todo bien durante su formación como hombre de mar.
Un marino aprende muchas cosas que son sólo aplicables en alta mar. Pero nos enseñan muchas otras que nos marcan para siempre en cada acto de nuestra vida. Una de esas es la de predicar con el ejemplo, tratar siempre de que nuestros subordinados o conducidos nos obedezcan no por miedo sino porque nuestra actitud amerita su respeto y obediencia natural. Se nos enseña también la diferencia entre el poder y el deber. De más está decir que en la historia naval argentina muchos han sido los marinos que confundieron los términos, pero eso no está bajo análisis en esta columna.
Un marino, uno de verdad, jamás tomará la ración de agua de su compañero si es que ésta escasea a bordo. Jamás abusará del cargo para obtener una porción más grande de alimento si sabe que la comida no alcanza. Nunca abandonará la nave (al estilo Schiettino) si hay camaradas o subordinados en peligro. Nunca hará lo que quiera, ni se conformará con hacer lo que pueda, intentará hacer por todos los medios a su alcance simplemente lo que deba.
Es por ello que reconociéndole al Dr. Echegaray su derecho a viajar al exterior cuando le plazca, asumiendo que los miles de argentinos sin luz, sin agua y en riesgo cierto de vida por falta de atención básica no hubieran mejorado su situación si él permanecía en el país; suponiendo que la gran cantidad de dólares que gastó en su pequeño lujo para nada nacional y popular son fruto de ahorros producidos antes de que él mismo le prohíba ahorrar en moneda extranjera a todos sus conciudadanos. Me permito decirle de capitán a teniente: usted realmente podía hacer todo lo que hizo, el problema está en que simplemente no debía hacerlo. Un poco de recato, una pizca de vergüenza, unas gotas de sentido común y un chorrito de compasión, deberían haber sido suficiente para hacerle dar cuenta de que sus camaradas de la vida civil (es decir, el resto de sus conciudadanos) no la están pasando bien. Usted es un oficial de la plana mayor del gobierno que conduce esta nave y como marino que es debería recordar que en medio de un temporal la tripulación debe mantenerse unida y en sus puestos de guardia.
Si luego de leer esta columna, abre la puerta de su guardarropas y ve colgado su uniforme de marino, recapacite en todo lo que aprendió y tal vez olvidó, podría tener un gesto digno y renunciar si no a su cargo en el gobierno, a su condición de hombre de mar al menos, y si no lo hace, recuerde que lo que Brown nos dijo fue: “Es preferible irse a pique que rendir el pabellón”. A pique teniente, no a Río de Janeiro”.
Fernando Morales

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