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domingo, 7 de junio de 2015

Jorge Rafael Videla dixit.

No es mi intención, en este momento, polemizar con dichas opiniones, emitidas en uso del derecho a la libre expresión que protege nuestro sistema democrático de vida. Mi conducta al respecto, ha sido la de mantener un prudente silencio, como contribución a la concordia entre mis conciudadanos.
Pero, en esta oportunidad -más que como imputado, como protagonista y testigo- siento el deber inexcusable de hacer llegar ante ustedes y a través de ustedes a la sociedad argentina toda, en particular a sus jóvenes manipulados por la desinformación y la propaganda artera, mi visión personal sobre aquellos hechos, que constituyen el marco de referencia que encuadra lo que es materia de este y otros juicios en los que me encuentro procesado.
A modo de anécdota puedo expresar que, dentro de esa orgía de violencia, en mi condición de Comandante en Jefe del Ejército, fui objeto de seis atentados contra mi vida, los cuales llegaron a materializarse sin que, gracias a Dios, cumplieran sus designios. El primero de ellos, ocurrido el 16 de marzo de 1976: preveía la voladura del automóvil que me conducía a la sede de mi comando, con cargas explosivas accionadas por control remoto, colocadas en un automóvil aparcado en la playa de estacionamiento aledaña al edificio; y fue comandado por Verbitsky, quien resultó posteriormente enjuiciado por la dirigencia de la organización Montoneros, en razón de haber abandonado el lugar de los hechos sin antes comprobar los efectos producidos por la operación, así como asegurado el repliegue del personal a su cargo, según lo determinaban los manuales respectivos.
La Legítima Defensa
En el mes de enero de 1975, la señora de Perón, a cargo de la Presidencia de la Nación, dictó un Decreto por medio del cual ordenaba el empleo de las Fuerzas Armadas para combatir al terrorismo hasta su aniquilamiento, pero geográficamente limitado a una zona de operaciones en la Provincia de Tucumán, acción que dio en llamarse Operación Independencia.
Esta limitación geográfica no dejaba de ser una ventaja para el oponente, ya que les permitía a los terroristas que actuaban dentro de la zona de operaciones, recibir reemplazos de personal, así como refuerzos de armamento y equipo provenientes de otras zonas del país, lo que dilataba la posibilidad de lograr su aniquilamiento en corto plazo.
Para entonces, el país vivía un clima agobiante, signado por la angustia que soportaba la sociedad, ante la dimensión que adquiría día a día la agresión terrorista.
Ante ese desasosiego y la radicalización que adquiría el enfrentamiento iniciado por los grupos terroristas, en los primeros días del mes de octubre de 1975, el Doctor Luder, provisionalmente a cargo de la Presidencia de la Nación (la señora de Perón se hallaba en Ascochinga, en uso de licencia por razones de salud) convocó a una reunión de gabinete para determinar qué hacer frente a la dimensión que había cobrado el accionar subversivo. A dicha reunión fuimos invitados los Comandantes Generales, quienes debíamos exponer nuestros puntos de vista sobre el particular.
Por ser un problema típicamente terrestre, correspondía al Ejército la responsabilidad primaria y, en esa condición, con el acuerdo de mis camaradas de las otras dos Fuerzas debí exponer. En extrema síntesis, dije entonces que, habiéndose agotado la instancia de represión a cargo de las Fuerzas Policiales y de Seguridad, sin lograr restablecer el orden alterado; y ante la inoperancia de la Justicia (por temor no había dictado ninguna condena desde el 25 de mayo de 1973 hasta la fecha, a pesar de la magnitud de los hechos producidos por los elementos terroristas); parecía llegado el momento de apelar, como último recurso, al empleo de las Fuerzas Armadas a fin de combatir al terrorismo subversivo.
Agregué que la decisión de emplear a las Fuerzas Armadas para cumplir con ese cometido implicaba, de hecho, reconocer un estado de guerra interna con sus consiguientes secuelas, ya que las Fuerzas Armadas no estaban preparadas para reprimir (no disponían de balines de goma, ni escudos, ni bastones, y, fundamentalmente, carecían de entrenamiento para cumplir esa función) ya que estaban organizadas, equipadas e instruidas para combatir; es decir para hacer la guerra, donde se muere o se mata.
En atención a ello, se propusieron cuatro cursos de acción, en grado creciente de libertad de acción. El primero, muy pautado, garantizaba que no se cometieran errores o excesos, pero hacía suponer una prolongación sine die del conflicto. Entendíamos por excesos, delitos comunes que pudiera cometer personal militar al amparo de la guerra a desarrollar. Vale recordar que al término del Proceso de Reorganización Nacional, se hallaban cumpliendo condena más de doscientos cincuenta uniformados, acusados por haber cometido delitos de esa naturaleza.
Los cursos de acción segundo y tercero, eran un gradiente mayor de libertad de acción. El curso de acción cuarto (que resultó seleccionado) preveía el despliegue de las Fuerzas Armadas, así como de las Policiales y las de Seguridad -estas dos bajo el control operacional de las primeras- en la totalidad del territorio nacional; y, a partir de ese despliegue disperso, nada fácil de controlar, actuar simultáneamente en la búsqueda del enemigo para combatirlo donde fuera hallado. Cabe destacar que el agresor actuaba en la clandestinidad, dentro de una organización celular difícil de penetrar, que imponía una paciente tarea de inteligencia para localizarlo.
Debo rendir homenaje al coraje cívico demostrado por el Doctor Luder en esa ocasión quien, sin hesitar, seleccionó este curso de acción que era el más riesgoso en cuanto a la posibilidad de que ocurrieran errores o excesos, pero que garantizaba la derrota del terrorismo en no más de un año y medio de lucha. Es más, ante un pedido de intervención por parte de uno de los ministros asistentes, el Doctor Luder manifestó tener decidida su resolución y con ello cerró el debate.
Esta firmeza del Doctor Luder no fue la misma cuando, al deponer como testigo en el juicio a las Juntas, se limitó a hacer una interpretación semántica del término aniquilar, sin reparar que los reglamentos vigentes a la fecha, definían con precisión, el alcance de dicho término. Más grave aún, olvidó, fuera de todo tecnicismo doctrinario, que la acción de aniquilar constituía la interpretación más acabada de lo que expresara el General Perón, en la carta dirigida a la Guarnición Militar de Azul, luego del intento de copamiento del que fuera objeto. De dicha carta rescato la siguiente frase, referida a los terroristas atacantes: que el reducido número de psicópatas que va quedando sea exterminado uno a uno para el bien de la República.
Reflejo también de ese estado de ánimo, proclive a llevar adelante una guerra sin cuartel contra los grupos terroristas, son las palabras pronunciadas por el Diputado Stecco, durante el homenaje que la Cámara de Diputados rindió a José Rucci, con motivo del atentado que le costó su vida. Dijo entonces el Diputado Stecco: Por eso esta Cámara de Diputados, que dicta las leyes del país, debe dar amplios poderes a nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad, sin que con ello se quiebre la libertad, para perseguirlos hasta sus guaridas y matarlos como a ratas, porque no merecen vivir en este suelo.
Ningún partido político, ninguna fuerza sindical, ninguna organización no gubernamental, tampoco los medios de prensa, objetaron las duras palabras del Diputado Stecco.
De similar tenor fueron las palabras del Ministro de Defensa, Doctor Vottero, pronunciadas en el acto de cierre de los cursos de la Escuela de Defensa Nacional, en diciembre de 1975, oportunidad en la que expresó: ...ante la lucha total, sofisticada y compleja, despiadada, diabólica y criminal, promovida por la subversión armada, queda una sola alternativa: el exterminio total del enemigo...
Por su parte el ex-Presidente Frondizi, decía al respecto lo siguiente: La subversión fue organizada desde el exterior para tratar de conquistar el poder e imponer ideas marxistas, destruyendo los valores que conforman nuestra identidad nacional. Pero fue vencida por las Fuerzas Armadas y de Seguridad, cumpliendo las órdenes del gobierno constitucional que dispuso aniquilarla. Esta palabra `aniquilarla´, no la inventaron los militares; está en el decreto dictado por un gobierno constitucional.
Como complemento de los decretos firmados por el Doctor Luder, el Ministerio de Defensa impartió la Directiva N°1 y, a partir de ella, impartí la Directiva N° 404, Lucha Contra la Subversión, mediante la cual se puso en ejecución, por parte del Ejército, el planeamiento correspondiente a la Hipótesis de Conflicto Marco Interno.
A los fines de esa guerra, cada una de las Fuerzas Armadas tenía asignadas zonas territoriales, donde ejercían sus responsabilidades operacionales los respectivos Comandantes Generales.
Corolario
Bien podemos decir entonces, que la Nación Argentina hubo de afrontar -de hecho y de derecho- un conflicto bélico interno, irregular en su forma, de carácter revolucionario, con profunda raíz ideológica, alentado desde el exterior.
Así lo reconoció tiempo después la Cámara Federal (a la cual desconocí por no tener competencia para juzgarme, toda vez que no era mi juez natural, sino una comisión especial fulminada por el Art.18 de la Constitución Nacional) cuando dicho Tribunal, al dictar sentencia en la causa 13/84, llamada de los Comandantes, sin mencionar la figura de genocidio, así como tampoco la existencia de delitos de lesa humanidad, entre otros conceptos expresó:
- Que En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso y a las características que asumió el terrorismo en la República Argentina, cabe concluir que, dentro de los criterios de clasificación expuestos, el fenómeno se correspondió con el concepto de `guerra revolucionaria´.
- Que algunos de los hechos de esa guerra habrían justificado la aplicación de la pena de muerte contemplada en el Código de Justicia Militar
- Que como consecuencia de lo hasta aquí expresado, debemos admitir que en nuestro país hubo una guerra interna, iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado.
Mal puede hablarse entonces -como lo hizo el Presidente Alfonsín en el Decreto 158/83, mediante el cual ordenó el juicio a las Juntas- de la existencia de homicidios, privaciones ilegítimas de la libertad, secuestros o lugares clandestinos de detención, introduciendo figuras delictivas del Código Penal, dentro del juzgamiento de actividades de combate, ocurridas en el marco de una guerra interna.
Por el contrario, si aceptamos la existencia de una guerra, como lo expresara la Cámara Federal, debemos hablar de prisioneros capturados e internados en lugares de reunión, generalmente secretos por razones de seguridad; de heridos, mutilados, muertos o desaparecidos; saldo inevitable de cualquier conflicto bélico; máxime en éste por su peculiar naturaleza.
Menos aún podemos aceptar la figura de asociación ilícita, como forma de relación entre el que manda y el que obedece, que no puede ser otra más que la subordinación. Subordinación no es obediencia ciega al capricho del que manda. Subordinación es obediencia consciente a la voluntad del superior, en función de un objetivo que está por encima del que manda y del que obedece -en este caso la defensa de la Nación agredida- y en razón del cual el mando deja de ser arbitrario y la obediencia se ennoblece.
Algunos han calificado a esta guerra, como una guerra sucia. Yo me niego a aceptar ese calificativo, pues significaría reconocer la existencia de guerras limpias y sucias. Santo Tomás de Aquino reconoce la existencia de guerras justas o injustas; y agrega que las guerras defensivas -como la librada en nuestra Patria- en general son guerras justas.
La guerra es un fenómeno en sí misma, y hay que aceptarla como tal, sin aditamentos de ninguna especie. Acepto sí, que cada guerra tiene sus peculiaridades o características propias, que la hacen distinta de las otras, y esta guerra tuvo, por cierto, sus características distintivas.
Ante todo, no fue una guerra clásica. Fue, en cambio, una guerra irregular, y dentro de esa irregularidad yo, personalmente, opino que su signo distintivo fue la imprecisión.
Fue imprecisa en su comienzo, a tal punto que me pregunto: ¿quién, a ciencia cierta, puede decir cuándo comenzó esta guerra? más allá de los decretos que le dieron forma jurídica.
Pero, si fue imprecisa en su comienzo, no lo fue menos en su término. Y me vuelvo a preguntar sin tener respuesta ¿cuándo realmente terminó esta guerra? Si bien es cierto, las operaciones militares hicieron crisis entre los años 1975 y 1976, y comenzaron a declinar en 1977, hasta casi desaparecer a fines de ese año, yo no me atrevería a afirmar si fue entonces que esta guerra terminó. Es más, me pregunto si aún hoy podemos asegurar que, más allá de las operaciones militares, esta guerra, usando medios no violentos, haya realmente terminado.
Al respecto, me atrevo afirmar que en el escenario de la guerra revolucionaria, no existe el postconflicto, a pesar de que se levanten banderas de paz.
Por otra parte, a diferencia de la guerra convencional en la cual el enemigo entra en esa categoría de manera totalmente genérica y anónima, en la guerra irregular -como lo fue nuestra última guerra interna- el enemigo entraba en calidad de tal, luego de un delicado trabajo de inteligencia que permitía identificarlo con nombre y apellido para recién combatirlo, circunstancia ésta que le otorgaba al conflicto un matiz personalizado, y por ende, hacía más patético aún, al enfrentamiento que tuvo lugar entre hermanos argentinos.
Esta guerra materializaba la legítima defensa de la Nación agredida, frente al ilegítimo agresor quien, por medio del terror, pretendía cambiarle su tradicional sistema de vida; y la misma fue dispuesta por un gobierno constitucional en pleno ejercicio de sus atribuciones, único caso en la región, sin objeciones por parte de los cuerpos legislativos como de los judiciales, y contó con la adhesión mayoritaria de la ciudadanía.
De ahí que no se levantaran, entonces, voces contrarias a esa decisión; antes bien, el alivio fue la sensación imperante.
Resulta por ello falso, y cuanto menos ingenuo, pretender simplificar los hechos al extremo de afirmar que los mismos, fueron la resultante de un enfrentamiento armado entre grupos antagónicos (en este caso jóvenes idealistas, versus militares que los reprimían por pensar distinto); todo ello, frente a una sociedad pasiva y expectante.
Por el contrario, fue justamente la sociedad argentina la principal protagonista de aquel acontecimiento bélico: objeto, en primer término, de la agresión que pretendía sojuzgarla por el terror; y sujeto, luego, que ordenó a su brazo armado acudir en su legítima defensa.
Como en toda guerra y máxime en ésta que fue irregular en su forma, imprecisa en su desarrollo, librada contra un enemigo mimético que no exhibía uniforme ni bandera, se llegó a situaciones límite que ensombrecieron al país con actos rayanos en el horror; horrores que tal vez resulte difícil justificar, pero que merecen comprensión, en el marco de crueldad de un conflicto bélico interno como el descripto.
Así ganamos nuestra última guerra interna contra el terrorismo, a un alto costo de sangre difícil de amenguar, precio ineludible para seguir siendo una República como marca nuestra Constitución Nacional. La sociedad toda nos debe su veredicto.
En otro orden de ideas, el pronunciamiento militar del 24 de marzo de 1976, no quitó ni agregó nada a la guerra que se venía desarrollando, cuando funcionaba en el país un régimen constitucional; y que continuó, luego de esa fecha, sin cambiar sus objetivos, así como la modalidad de su ejecución, hasta su término apreciado a fines de 1977, principios de 1978.
Durante esos tremendos años de guerra, las Fuerzas Armadas mantuvieron la decisión de restaurar la plenitud del régimen constitucional, luego de que se afirmara el triunfo militar y se consolidara la paz. Por ello, sus integrantes tuvieron -y continúan teniendo- la convicción de haber prestado un inestimable servicio a la Nación agredida, derrotando a su enemigo, y facilitando con su acción, el restablecimiento del sistema republicano de vida que marca nuestra Constitución Nacional.
Por todo lo expuesto, reclamo para el pueblo argentino en general y para sus Fuerzas Armadas de Seguridad y Policiales en particular, el honor de la victoria en la guerra interna ya descripta.
Lamento sí, las secuelas que deja toda guerra y valoro el sufrimiento de quienes, con auténtico dolor, lloran por sus seres queridos mutilados o muertos; así como deploro a quienes especulan con el dolor ajeno, que ni siquiera tangencialmente los ha rozado, pero que no trepidan en transar pingües negocios, a la sombra de las banderas de los derechos humanos.
Reitero que asumo en plenitud mis responsabilidades castrenses, con total prescindencia de mis subordinados, que se limitaron a cumplir mis órdenes; órdenes ajustadas a la doctrina vigente, volcada en los reglamentos en vigor a la fecha y que fueron calificadas como inobjetables por el Consejo Supremo de las FF AA.
*
Habíamos ganado la guerra en el campo militar; lamentablemente, no supimos afirmar esa victoria en el campo político. Se cumplía así lo expresado en un manifiesto producido por el terrorismo subversivo en el año 1977 que expresaba: A los militares, no pudimos doblegarlos por el temor al combate; es momento de replegarse sobre las bases y esperar. (Para entonces, los cabecillas huían hacia el exilio y los militantes debían mimetizarse dentro de la sociedad). Continuaban diciendo: Cuando llegue el tiempo de la política, y sobrevenga en ellos el temor a practicarla porque no saben hacerla, será el momento de volver a la lucha para derrotarlos en ese campo.
No hay duda que los enemigos derrotados ayer, cumplieron con sus propósitos. Hoy gobiernan nuestro país y pretenden erigirse en paladines de la defensa de los derechos humanos que ellos -en su tiempo- no titubearon en conculcar en grado superlativo.
Escudados en la impunidad que hoy les brinda una justicia asimétrica y vaciada de derecho, no necesitan ya de la violencia para acceder al poder, porque están en el poder y, desde él, intentan la instauración de un régimen marxista a la manera de Gramsci, tomando como rehenes a las instituciones de la República y haciendo de ella, una simple expresión verbal, ajena a lo que prescribe nuestra Constitución Nacional.
Gramsci puede estar satisfecho de sus alumnos. La Constitución Nacional guarda luto por la República desaparecida.
*
Señores Jueces:
Reitero que ustedes no son mis jueces naturales; no obstante, en mi carácter de preso político, deseo manifestar lo siguiente: Las garantías constitucionales de las que gozamos quienes somos juzgados en este contexto, constituyen una farsa que, para ser interpretada, requiere de condiciones histriónicas que no poseo. Además, todo el poder político ha sido encauzado para lograr nuestra condena, a cualquier costa y por cualquier medio. Por ello, me he abstenido de alegar en una defensa que no guarda sentido.
Por otra parte, con este enjuiciamiento, desconociendo las garantías del debido proceso -entre otras la cosa juzgada y la irretroactividad de la ley penal- se pretende que, a través de la sentencia que vayan a dictar, homologuen una decisión política adoptada con sentido de revancha, por quienes, después de ser militarmente derrotados, se encuentran hoy ocupando los más diversos cargos del Estado.
Esta irregular situación, que bien podríamos calificar como terrorismo judicial, y que pudo disimularse mediante las formalidades de un debate, no bastó para que, conceptualmente, el derecho quedara afuera de la administración de justicia, produciendo su vaciamiento.
Frente a esa realidad que no está en mis manos modificar, asumiré, bajo protesta, la injusta condena que se me pueda imponer, como contribución de mi parte al logro de la concordia nacional; y la he de ofrecer a modo de un acto de servicio más, que debo prestar a Dios Nuestro Señor y a la Patria.
Con ello pretendo cumplir con mi conciencia. Cumplan ustedes con la suya.
EPILOGO
Desde los tiempos más remotos -y así lo dice la Biblia- las sociedades recurrieron a la figura del chivo expiatorio para lavar sus culpas colectivas y, de esa manera, acallar sus conciencias.
La sociedad argentina, que fue principal protagonista de uno de los momentos más cruciales de nuestra historia reciente, abrumada por una tremenda campaña de acción psicológica, no escapó a aquella regla. Y lo hizo, aunque resulte penoso reconocerlo, permitiendo que se malversara la verdad histórica, mediante la aceptación de una visión hemipléjica de la misma, acerca de acontecimientos que costaron la vida de muchos conciudadanos, civiles y militares, que cayeron por defender a la Patria, o en pos de ideales equivocados.
Con esa actitud, sólo se ha logrado sembrar la discordia y anidar el odio en muchos corazones hermanos, postergando con ello la tan ansiada unión nacional.
Pareciera, llegado el tiempo para que la sociedad toda, a través de su dirigencia, asuma su protagonismo perdido; y, dejando de lado la memoria asimétrica predicada desde los círculos oficiales; fuera de cualquier especulación sectorial o de escapismos hipócritas; promueva -mediante un diálogo superador- el exhaustivo e imparcial examen necesario sobre los terribles años de nuestra última contienda interna, de tal manera que nos permita dejar atrás, sin cargos de conciencia, un luctuoso y traumático pasado.
Entregaremos así, a quienes nos sucedan, un legado que les ayude a superar los desencuentros padecidos por nuestra generación. Sin olvido, pero también sin rencor: para no repetir los errores del pasado; con justicia, pero no con venganza: dando y quitando con equidad a quien debe dársele y quitársele; en busca sólo de la unión nacional, concebida -al decir de Ortega y Gasset- como un proyecto compartido de Nación; de manera tal que podamos mostrarnos ante el Mundo, como un País libre, pujante, abierto a la concordia, reconciliado y en paz.
Quiera Dios Nuestro Señor que así sea.-

lunes, 24 de marzo de 2014

Descubra la Mentira Oficial del 24 de marzo, ese que algunos llaman el "Día de la Memoria".

publicado  por Julio Mendoza



El próximo 24 de marzo, algunos proponen en esto: Facebook recordará a los desaparecidos CELTyV y BWN Patagonia proponemos que todos en nuestro estado pidamos lo siguiente: JUSTICIA Y VERDAD PARA LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO - NO A LA IMPUNIDAD DE LOS TERRORISTAS. Miles, millones deberíamos estar pidiendo que se acabe la impunidad de quienes agredieron a la sociedad cuando integraban organizaciones terroristas. Es necesario difundir la verdad, divulgar que: de 30.000 placas de supuestos desparecidos por los militares, solo tienen identificación 8.718, porque debemos ser muchos los que recordemos a las víctimas del terrorismo que suman ya 13 mil casos. Un día donde no se recuerda a las víctimas y si a muchos de sus agresores, no es un día que honre la memoria. (En la foto: Atentado en la casa del Dr. Klein - En el recuadro su hija Marina de 10 años rescatada por los bomberos).

Todos los argentinos deberían saber que muchos de sus funcionarios son terroristas y por ello, deberían ser juzgados, condenados e inhabilitados para ocupar cargos públicos. No permitamos que nuestra comodidad o falta de compromiso siga privando a la Argentina de ser una Nación y a las víctimas de ser reconocidas como se merecen.

Víctimas del Terrorismo: En las investigaciones del CELTyV se han detectado hasta el momento más de 13 mil casos de víctimas directas. No se cuentan en esa cifra a todas las personas que han sido indirectamente afectados por hechos de terrorismo.

CELTyV es una Institución que defiende a las víctimas del terrorismo, y manifiesta que los subversivos fueron (y son) asesinos por todos los actos cometidos.

Debería llamar a la indignación de los familiares de inocentes que han caído en la guerra antisubversiva que están figurando asimilados a los terroristas en igualdad de condiciones, en tanto que nada tenían que ver con hechos subversivos.

Esto implica un reconocimiento de que hubo excesos en la Guerra contra la Subversión, donde han caído inocentes, y que los mismos no fueron militantes guerrilleros. Sus familiares no debieran admitir tal equiparación.

Algunas injusticias y mentiras.

Comentando los Mandamientos, Santo Tomás llega al octavo y nos explica que se puede mentir de tres modos diversos: acusando falsamente, acudiendo a testigos mentirosos y sentenciando injustamente mediante jueces inequitativos. Mienten los detractores que arrebatan el buen nombre, los que los escuchan complacientemente, los aduladores y murmuradores que se hacen eco de los embustes propagándolos por doquier, item susurratores, agrega el Aquinate, que es decir también los chismosos, a quienes maldice la Escritura porque “turban a muchos que viven en paz” (Eccli 28,15).

Abundando en ciencia y en prudencia, el Santo Doctor considera cuatro motivos por los cuales ha de ser reprobada toda patraña. Porque nos asemeja al demonio -mentiroso y padre de la mentira-, porque trae la perdición para el alma, porque desprestigia la fama y la honra, y porque hace imposible la vida social, ya que si los hombres no se dicen la verdad recíprocamente, la concordia entre ellos desaparece, y con ella la causa formal del orden comunitario. 

1 El mito de los "jóvenes idealistas" que "jamás cometieron delito alguno" y que "fueron víctimas de terrorismo de Estado" a partir del 24 de marzo de 1976.Eso es falso, ya que hubo numerosas víctimas del terrorismo, y cada acto de terrorismo ha tenido autores materiales de los hechos.

2 La indemnización de 4.400 millones de Pesos abonados a los familiares de desaparecidos, en tanto que a los familiares de muertos por la subversión no se les ha reconocido ni indemnización ni reparación alguna.

3 La mentira de los 30.000 desaparecidos: El monumento construido en la ex ESMA, consiste en 5 paredes con 30.000 placas. Ocurre que solo tienen identificación 8.718 placas. Esto quiere decir que hay 21.282 placas sin identificar a más de 30 años de los sucesos, 21 mil "NN", sin parientes ni nadie que reclame por ellos...

Ampliando la mas grande de todas las mentiras: En el Parque de la Memoria, junto al Río de la Plata, se inauguró el monumento donde figuran los nombres de los desaparecidos y el presidente saliente Néstor Kirchner y la presidente electa Cristina de Kirchner, su mujer, visitaron el predio en el Parque de la Memoria (el predio de 14 hectáreas que se construyó en días de Carlos Menem en tierras ganadas al río en la costanera norte). El monumento consiste en 5 paredes con 30.000 placas pero solamente tienen identificación8.718 placas. Esto quiere decir que hay 21.282 placas sin identificar.

¿Hay 21.282 desaparecidos sin identificar? ¿Hay alguna sospecha de que quedan otros 21.282 desaparecidos de los que no hay constancia en la Argentina?

No. Es lamentable que se multiplique por 3 los detenidos-desaparecidos para así 'hacer número' e impresionar desde lo político, especular desde lo financiero (resarcimientos, etc.).

Esto no quita que el monumento, que pagaron todos los contribuyentes argentinos, resulte espléndido: hoy ingresan las primeras esculturas y un centro de interpretación, donde se prevé que habrá una biblioteca, una medioteca y un lugar para conferencias.

Pero es un monumento a la confrontación, no a la pacificación. Y la pacificación no podrá ser alcanzada cuando desde un lado se reivindica la aniquilación como método y del otro se especula con 21.272 detenidos-desaparecidos inexistentes.

“Tenemos un lugar para recordar a los desaparecidos, asesinados y caídos en combate en este país”, comenzó el fotógrafo Marcelo Brodsky, quien leyó un discurso consensuado por la Comisión pro Monumento.

“Queremos más justicia, más celeridad en su trabajo, más juicios, más testimonios, más condenas”, destacó Brodsky.

Brodsky comprendió que estaba yendo muy lejos con tantas placas sin identidad colgando del monumento.

Entonces, se cubrió: “Es deber del Estado realizar las investigaciones necesarias para identificar a los que todavía no están, así podremos seguir agregando los ladrillos aún en blanco”.

Pero no es deber del Estado 'fabricar' 21.282 detenidos-desaparecidos si no hay 21.282 detenidos-desaparecidos adicionales, aunque nada debería llamar la atención con un Presidente que dijo: “Me abrazo a todos los ladrillos”, antes de realizar lo más inaudito: "¡Que los jueces dejen de ir y venir!”.

No se entiende porqué Kirchner se queja de los jueces cuando controla el Consejo de la Magistratura de la Nación, a través de obsecuentes, para aplicar presión al magistrado que no se comporte como él desea.

“Tenemos una Corte independiente. Sería importante que toda la estructura judicial se movilice”, planteó Kirchner.

Cristina siguió el rumbo de su marido, como en casi todo (terrible el horizonte de país bifronte que se avecina): “Hay una necesidad de justicia, que las causas puedan desarrollarse no con esta lentitud, que es agraviante no sólo para las víctimas y los sobrevivientes, que tienen que relatar una, dos, tres, cuatro veces, casi como un nuevo martirio, sino para la sociedad”, sostuvo ella.

Es inmoral que se invoque a la Justicia para ejecutar revanchismo y linchamiento. 

No olvidar tampoco, cuántos se han presentado a cobrar el subsidio de los 200 mil dolares, que no son precisamente 30.000... 

Los familiares de los desaparecidos investigados por la CONADEP tienen derecho a recibir como indemnización US$220.000 de nuestros impuestos en carácter no reintegrable. Para cobrar la indemnización, se presentaron menos de 9 mil personas, y ello lo puede corroborar cualquier ciudadano. 

CONADEP declara la existencia de 8.961 desaparecidos (aunque muchos de ellos se encuentren vivos, en europa, y trabajando para el gobierno, como la Sra. Argibay). 

Argibay fue una de las primeras personas que entraron a la Corte Suprema cuando el ex presidente Néstor Kirchner tomó la "decisión política" de llevar a cabo una conveniente "renovación en dicho tribunal". Fue propuesta por el Nestor Kirchner, el 30 de diciembre de 2003. El Senado de la Nación Argentina aprobó su designación el 7 de julio de 2004. Se convirtió en miembro de la Corte el día 3 de febrero de 2005, una vez que hubo terminado sus deberes en la ICTY.

Esa cifra, de 8.700 placas, se asemeja con la realidad. 

Algunos de los niños y adolescentes asesinados por el terrorismo en Argentina
El 13 de marzo de 1960 se inició una nueva etapa en la Argentina, ese día murió en Buenos Aires, Guillermina Cabrera, de tres años de edad, producto de una bomba colocada en su casa, cuyo destinatario era su padre. Desde ese momento la escalada de violencia fue en vertiginoso ascenso llegando a computarse en la década del 70 más de 21.600 hechos terroristas; que dejaron miles de víctimas. Sus familiares sufrieron asesinatos, secuestros, torturas, encarcelamientos clandestinos o mutilaciones de sus seres queridos.

Entre ellos hubo civiles, militares, niños, periodistas, jueces, diplomáticos, empresarios, policías, pobres y ricos. No existieron distinciones a la hora de elegir el blanco por parte de los terroristas. Las víctimas del terrorismo aún no fueron reparadas por el Estado. Sin embargo sus victimarios, los terroristas fueron objeto de cuantiosas reparaciones.


En la madrugada del 1 de agosto de 1978, una poderosa explosión conmovió Barrio Norte, causando 3 muertos, 10 heridos y cuantiosos daños materiales.
Fue una voladura de 2 edificios de departamentos, luego demolidos, ejecutada por terroristas montoneros del Pelotón de Combate Especial “Eva Perón”, para atentar contra la familia del Vicealmirante Armando Lambruschini, que vivía en Pacheco de Melo 1963/69 Piso 3º “B” de Capital Federal.

Los integrantes del ejército montonero, atracaron una poderosa carga explosiva en la medianera del 2º piso de Melo 1959 que detonaron a la 1.40 de la madrugada, presumiendo que la familia estaría toda durmiendo, pero asesinaron a Paula Lambruschini de solo 15 años, hija del marino y a la Sra. Margarita Obarrio de Vila de 82 años, hiriendo de extrema gravedad al Sr. Ricardo Alvarez, (que un día después fallecería por las importantísimas heridas recibidas).
Durante meses estuvo cortada la calle de esa cuadra hasta la demolición de ambos edificios, ante la imposibilidad de su reparación.

Uno de los principales diarios argentinos, CLARIN, en su Editorial del 2 de agosto de 1978, decía: “Ante el artero atentado. El atentado terrorista ocurrido en la madrugada de ayer no solo reúne todas las características de una desesperada expresión de paranoia ante la derrota irreversible que advierten sus autores, sino que además, pone de relieve su intención de buscar efectos dramáticos ante la opinión pública general. ... ninguna motivación racional puede encontrarse ante esta expresión superlativa de ejercicio de la crueldad, llevada a extremos tales de irresponsabilidad y de cobardía que agota todos los calificativos. ... Esta es la hora, en suma, de terminar con los restos de la subversión, quitándole toda posibilidad de recuperarse. En esa empresa se ubica todo el pueblo argentino...”.

La Sra. María de Benson, madre de 4 niños menores de 6 años, que vivía 2 pisos arriba de la familia Lambruschini, decía: "Tomás, mi bebé, estaba muy inquieto y no podía dormir. Lloraba mucho y lo levanté de la cuna. En ese momento explotó la bomba. Allí precisamente sobre la cuna, cayeron todos los vidrios de la ventana. El camisón empezó a mancharse de sangre y me di cuenta de que algunos vidrios se me habían clavado en el cuerpo. Mi marido, saltó de la cama, y corrimos a la ventana. Vimos a una mujer completamente histérica que gritaba "Asesinos, asesinos" y los autos con sirenas que empezaron a llegar. Coches de policías, ambulancias, bomberos... Mis hijos no dejaban de llorar. ...Había mucho olor a pólvora y un polvillo rojizo lo cubría todo. Entonces descubrí que la pared de mi cuarto estaba rajada y tuve miedo de que se derrumbara todo el edificio". *

Ese 1 de agosto, quienes se creen dueños de las vidas ajenas, acabaron con la joven promesa que era Paula Lambruschini. Sus victimarios, nunca fueron juzgados ni condenados por la Justicia Argentina, sus familiares igual que las otras víctimas, no pudieron ejercer sus derechos a la Verdad, la Justicia y la Reparación. Paula, fue una más de las silenciadas víctimas del terrorismo de Argentina, cuya vida fue truncada en sus inicios por combatientes de un ejército revolucionario que para obtener el poder, no perdonaron ni siquiera a los niños. 

Marita, su compañera de banco en el colegio, decía: "Si solo fuera un mal sueño... Despiértenme, por Dios... Ayer hablé con ella, ayer nomás. Y ahora Paula no está más". *

* (Testimonios brindados a la Revista GENTE, en su edición del 3 de agosto de 1978).

Todos podríamos haber sido víctimas del terrorismo, algunos lo son, apoyemos su lucha!!! Este 24 que nuestro estado diga a todos por qué el 24 de marzo es el día de la desmemoria!

Diego Ignacio Mur | CELTYV | BWN Patagonia

24 de marzo: Dia de la MEMORIA por la VERDAD y la JUSTICIA

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿Quién es Rodolfo "Tojo" Ojea Quintana, uno de los que votó la suspensión del Fiscal Campagnoli ?





Nos lo cuenta el Tata Yofre en "Volver a Matar": " El 25 de setiembre de 1972... Una fuerte explosión conmovió las casas aledañas a Hipólito Irigoyen 1425 de Vicente López.
En los fondos de esta finca había detonado una bomba. Como consecuencia de ésta murió despedazada Alicia Hebe Camps en momentos en que intentaba armar el artefacto y resultaron con heridas y cortes la dueña de casa, Graciela Cecilia Imaz de Ojea Quintana, y su hijo de cinco años, Tomás. En tanto su hijita María Cecilia, de cinco meses resultó ilesa. 
Una dotación de policías y bomberos de la zona hicieron una primera inspección de seguridad y detectaron la existencia de dos bombas más, preparadas, que fueron desactivadas por personal policial. Dos kilos de explosivos de alto poder, productos químicos y una pistola reglamentaria de la policía bonaerense.
Imaz de Ojea Quintana fue detenida e incomunicada, pero su esposo se dio a la fuga. Policía y prefectura sobre la base de elementos que aparecieron en el allanamiento posterior del domicilio, comenzaron a establecer relaciones entre numerosos actos ilícitos y las personas que se reunían en el lugar. Así, Rodolfo Ojea Tojo Quintana fue reconocido con absoluta certeza en ataques, desarmes a agentes del orden y un homicidio a policía, el cabo Benítez, ocurrido el 20 de septiembre del mismo año en Rafael Castillo. 
Antes, el matrimonio Ojea Quintana había compartido casa con otros cumpas terroristas en la calle Monroe 4040, Fernando Galmarini (actual suegro de Sergio Massa)y María del Socorrro Ríes Centeno"

viernes, 27 de septiembre de 2013

LO QUE FALTABA: ORINADORES DE ALTARES.

Red Patriotica Argentina



Anoticiados estarán los lectores del acto sacrílego y vandálico realizado por estudiantes del Nacional Buenos Aires, que hacen una de las acostumbradas tomas, esta vez por solidaridad con otros que realizan otras tomas en otros colegios por temas que francamente a los efectos de relatar esto, carece de importancia  en lo mas mínimo y por ello ni vamos a referirnos a esos hchos que determinaron la o las tomas referidas.
 El Colegio Nacional de Buenos Aires que pertenece a la UBA, fue antes de  ayer el colegio San Carlos de la orden de los Jesuitas y la iglesia existente pared por medio lo era también del colegio. Por salir de él parte de la clase dirigente de Argentina se le llamó el Colegio de la Patria. A mediado del Siglo XX,  en los 50 y 60, fue copado por la izquierda que creía candidamente que copando ese Colegio tendría forma de colocar a sus mini-agitadores en posiciones espectables sociales y políticas. Como consecuencia, tiempo después la institución se convirtió en un semilleros de terroristas castristas y marxistas de diferente pelaje. Hoy es el templo de la contestación estudiantil grotescamente apañada por los padres de los alumnos y el silencio cobarde de las autoridades progresistas ( las que no son del mismo talante que los alumnos.)
Lo cierto es que en el día de ayer e ingresando clandestinamente a la Iglesia, varios estudiantes que mantenían la toma, pintaron el piso del mismo frente al altar mayor con frases del bocabulario ateista- zurdo, he hicieron sus necesidades biologicas arriba de altares secundarios del templo, sin ningún motivo que no fuera el odio irracional de estos personajes. 
Los medios de comunicación, al menos los que aun les queda una pizca de sentido común  incineraron públicamente a estos pichones de Bakunin. Nosotros desde aquí los execramos de manera absolutaesperando que por ejemplo el INADI tome cartas en el asunto (para darnos a entender que no solo sirve para defender marxistas, judíos y maricas) o que haya un fiscal con huevos que denuncie a esta gente (a pesar que sean menores).
Pese a la indignación que nos embarga instamos a los camaradas y amigos - habida cuenta del repudio que cosecharon estos delincuentes-  a observar atentamente la situación y no querernos hacer los cruzados, pues inmediatamente ello desplazaría la atención sobre losnazis de siempre (ya el rector de la UBA salio a decir que los agresores eran igual a los nazis) y victimisaria a los autores de estos hechos repugnantes, eso pretendería la aborrecible partidocracia que ha guardado silencio o ha dicho muy poco, por solidaridad con los profanadores o para que no se les escapen los votitos de los menores de 16.

lunes, 26 de marzo de 2012

Siria: continuación de la guerra contra la cultura árabe.

SIRIA

> por Ernesto Gómez Abascal ? La Habana


> Al finalizar la llamada Guerra Fría y posiblemente con el propósito de buscar un nuevo enemigo que le permitiera al imperio continuar sus guerras para la dominación mundial, sus ideólogos elaboraron la teoría del ?choque de civilizaciones?, que en la práctica se ha traducido en una guerra contra el mundo árabe-islámico.

> La aplastante maquinaria mediática en manos de los EE.UU. y sus aliados de Occidente, no han detenido, especialmente a partir del ataque a las Torres Gemelas de New York, la campaña antiárabe y antislámica. El propio presidente George W. Bush, después de este suceso, calificó de ?cruzada?, la lucha que habría de llevar contra los terroristas, haciendo recordar a muchos la historia de las acciones militares llevadas a cabo por los cristianos contra los musulmanes entre los siglos XI al XIII, para conquistar el Cercano Oriente.

> Se ha machacado sobre la opinión pública, de forma constante, con los conceptos de ?terrorismo árabe? o ?terrorismo islámico?, como si los pertenecientes a esta nacionalidad o creencia fueran los únicos terroristas que existen en el mundo. Al terrorismo cometido por otros, no se les pone apellido, no existe por lo tanto ?terrorismo cristiano? ni ?terrorismo judío?, aun cuando sean creyentes de estas religiones o los países donde predominan las mismas, quienes cometan crímenes y atrocidades que conlleven esta categoría.

> Por supuesto, en ningún caso o en muy pocos de ellos, se trata de acciones motivadas por razones religiosas, por lo que no es aceptable, en mi opinión, calificar de esa forma a unos u otros. Los crímenes cometidos por el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, posiblemente por alemanes de fe cristiana, eran puro terrorismo y lo llevaron a cabo contra judíos, gitanos y mucho más contra los comunistas. Nadie los calificó como ?cristianos terroristas?, ni siquiera como ?fascistas terroristas?. A nadie se le ocurriría esperar actualmente que la prensa lo haga cuando se bombardean pueblos en Afganistán, Paquistán o Libia. Tampoco se califica de ?terrorismo judío? cuando los de esta fe masacran al pueblo palestino en Gaza. Pero es evidente que la propaganda occidental ha levantado prejuicios y discriminación hacía los musulmanes y hacía su valiosa cultura, pues el Islam, más allá de ser una fe religiosa, es también todo un sistema cultural, una forma de vida. 

> La guerra contra Irak, del inicio de la cual en estos días se cumplirán nueve años, destruyó cuantiosos valores culturales, no solo importantes para los pueblos islámicos, sino para toda la humanidad. En Bagdad tuve el triste privilegio de ser testigo del saqueo y la destrucción de los museos; el bombardeo de edificios y monumentos que eran reliquias históricas; el incendio de lugares donde se archivaban documentos que constituían parte de la memoria primaria de los pueblos; vi arder el Teatro Nacional y el bombardeo de la Casa de la Sabiduría, entre otros lugares patrimoniales? Se intentaba con ello destruir la cultura con la certeza de que esta  constituye el cimiento de la nación.

> Pero no se detuvieron en eso. Durante los nueve años de ocupación de Irak, han desarrollado una campaña sistemática de asesinatos de intelectuales, científicos, profesores universitarios, técnicos y personas vinculadas a la enseñanza y la actividad intelectual. Cientos o posiblemente miles de ellos han sido asesinados en un criminal intento de hacer retroceder la cultura del país a la edad de piedra y con la conciencia de que esta es el escudo de la nación. Haciendo esto, propician la forma más fácil de dominarla y destruirla.

> Hay noticias de que en Afganistán y ahora más recientemente en Libia, países con menos desarrollo cultural que el que existía en Irak, han ocurrido también agresiones contra el patrimonio cultural de sus pueblos. Las bombas y los misiles ?inteligentes? que utilizan, en contradicción con ese moderno y macabro calificativo, parecen ser portadores de la incultura, que proviene a la vez de la ?cultura del odio?, de quienes deciden su lanzamiento.

> Ahora un peligro tremendo se cierne sobre Siria, otro país amenazado con ser bombardeado para defender los ?derechos humanos?. Siria es también considerada como una de las principales ?cunas de la civilización humana?.  Damasco, su capital, junto con Jericó en Palestina, se consideran los asentamientos humanos más antiguos, con más de siete mil años de existencia permanente. La parte antigua de la ciudad, conservada con extremo celo, atesora edificios y monumentos que son patrimonio de la humanidad, incluso  de inestimable valor para la religión cristiana.

> En el territorio sirio, abundan las huellas de los primeros cristianos, de los apóstoles. Damasco se conoce en árabe con la palabra Sham, con la que fue bautizada por ser el nombre del segundo hijo de Noé, el del arca y el diluvio.  Se considera que en diferentes lugares del territorio sirio estuvieron en algún momento de la historia y dejaron sus huellas: Abraham (quien es Ibrahim para los musulmanes); San Pedro; el profeta Muhammad (Mahoma); el apóstol Lucas; y la Virgen María, entre otras destacadas personalidades religiosas.

> El gobierno sirio, en un país donde alrededor del 80% de su población es islámica, ha sido ejemplo de tolerancia y ha practicado una ejemplar política de convivencia religiosa. En el barrio cristiano de Damasco, bastante extenso por cierto, así como en pueblos y aldeas donde es mayoritaria esta religión, rige el calendario cristiano y el domingo es el día festivo de la semana, no el viernes, como establece el calendario islámico.

> Existen por todo el territorio sirio importantes huellas de antiquísimas civilizaciones y culturas, reinos que florecieron en distintos momentos de la historia: Mari, por ejemplo, en el noreste, en el valle del Éufrates; Palmira, ciudad capital de la reina Zenobia, en medio del desierto; Ugarit, en la costa, donde se encontró el que se considera primer alfabeto, que con 30 letras cuneiformes es considerado un salto para el desarrollo cultural de la humanidad.

> Ahora se quiere dar otro zarpazo contra la cultura árabe en Siria, que es simiente de la cultura de la humanidad. Representantes del oscurantismo y el sectarismo se quieren imponer por la fuerza destructiva del imperio estadounidense  y sus aliados, con intereses de dominación mundial.

> Es necesario también que desde las filas de los intelectuales se levante bien alto la voz para tratar de impedir la intervención extranjera y la agresión; se respete el derecho soberano del pueblo sirio a decidir sobre sus asuntos; y se aliente la negociación pacífica para que puedan resolver sus problemas internos. 

> Defendiendo la paz, también defendemos la cultura.