martes, 30 de abril de 2013

Las trampas electorales del narcokirchnerismo.

El plan K para ganar las elecciones

cfk-urna

El nuevo artículo 18° del proyecto de reforma al Consejo de la Magistratura que el Senado convertiría en ley esta semana, parece ser, hoy por hoy, la carta más fuerte del gobierno para alzarse con un triunfo en las próximas elecciones y revertir el drenaje de votos que a diario le producen la inflación y el estancamiento de la actividad económica. En caso de que las inminentes impugnaciones judiciales no consigan suspender la aplicación del nuevo régimen para la elección de consejeros de la Magistratura, el próximo proceso electoral sería muy distinto a los comicios anteriores. Para empezar, ya está claro con la actual tendencia que las estrellas de la elección serán los candidatos a consejeros, quedando en segundo término los que se postulen para senadores y diputados nacionales. Si nos atenemos a la letra del artículo 18°, en el cuarto oscuro habrá sólo tres boletas para la elección de consejeros: las del PJ, la UCR y el PRO. Son los únicos tres partidos que cumplirán el nuevo requisito de contar con representación en 18 distritos. El PJ y la UCR están presentes en los 24 distritos y el PRO justo en 18.
Como la atención de los medios estará concentrada en la elección de los consejeros, es lógico pensar que los votantes opten muy mayoritariamente por los tres partidos señalados, dejando de lado las boletas de otros partidos o alianzas que sólo lleven candidatos a senadores y diputados. Francisco de Narváez sería, por ejemplo, uno de los grandes perjudicados. A menos, claro está, que terminara siendo candidato del PRO. También quedaría seriamente dañada la candidatura a senador de Pino Solanas en Capital, porque Proyecto Sur no cuenta con 18 distritos y quedaría fuera de la elección de consejeros. De este modo, el kirchnerismo se aseguraría que dos de sus principales competidores pierdan muchos votos.
La competencia entre el PJ, la UCR y el PRO también estaría desnivelada. Es que los consejeros se eligen por distrito único, es decir, en todo el país. Como es sabido, el macrismo tiene la mayor parte de sus votantes concentrados en la Capital, Santa Fe y Buenos Aires, pero es muy débil en el resto del país. Esta situación haría que los consejeros se los repartan entre el peronismo y los radicales. Si, como dijimos, la boleta para la Magistratura arrastra el voto a senadores y diputados, el Frente para la Victoria podría así conquistar las bancas que tanto necesita para intentar la reforma constitucional.

Un sistema proscriptivo

¿Podrán los demás partidos aliarse a los tres que sí estarán en condiciones de postular los consejeros? Aparentemente no, porque el segundo párrafo del artículo 18° sostiene que las alianzas deberán repetir exactamente la misma composición partidaria y denominación en al menos 18 de las 24 provincias. O sea que, al no contar los demás partidos con 18 distritos, no podrían aliarse a los tres grandes, quedando sólo la posibilidad de que éstos pacten alianzas entre sí. De este modo, la elección de consejeros no sólo es la ofensiva final del kirchnerismo para controlar al Poder Judicial. También sería el camino para nacionalizar la elección y hacer que el voto a senadores y diputados se concentre en un club selecto, evitándose la dispersión típica de las elecciones legislativas.

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